¡Hola de nuevo Erasmus valientes! Aunque quizá para hacer honor a ese título deberíais hacer alguna ruta en bici por Flandes, podéis empezar con leer la nuestra.
A diferencia de España, Bélgica y particularmente Flandes presentan una geografía más plana, y la red de carriles bici se extiende por todo el país. En el siguiente enlace os dejo un mapa de todas las rutas ciclistas de la región, es realmente sorprendente: http://www.groteroutepaden.be/fr
Si aún no dispones de una bicicleta, en Bruselas se pueden alquilar durante todo el día, aquí os dejo algunas opciones:
- Cyclo: http://www.cyclo.org/fr/services/velos-de-location
- Blue-bike: https://www.blue-bike.be/fr
- Villo: http://www.villo.be/
- Bike your city: http://www.bikeyourcity.be/location/
Los precios suelen ser de 10 euros el día en “Cyclo” y “bike your city”. Por otro lado, “Villo” y “Bike your city” requieren abonos, que pueden ir desde un día hasta todo el año.
Mi compañero Gonzalo y yo realizamos con nuestras bicicletas, el pasado mes de abril, nada más y nada menos que la ruta Bruselas – Ostende. 130 km por este “paraíso para los ciclistas” que es la región de Flandes. Aprovechamos uno de los domingos más soleados que se recuerdan en abril en Bélgica para coger la bici y conocer el país sobre dos ruedas. Y aunque fue una aventura espectacular con unos paisajes preciosos y 100% recomendable, no estuvo exenta de problemas.
1ª ETAPA: SALIDA DE BRUSELAS
Sabiendo que el camino es largo (130 km a los que Google marcaba poco más de 6 horas, aunque claro, ningún programa informático sería capaz de prever todas las paradas e infortunios que se sucedieron) nos despertamos temprano (a las 6:45), desayunamos fuerte, nos aprovisionamos de algunas herramientas, comida y agua para todo un día y a las 7:30 salimos del centro de Bruselas.
Las bicis eran de segunda mano y nunca las habíamos probado en un trayecto tan largo. Pues no llevaríamos ni 3 km cuando la cadena de la bicicleta de mi compañero se salió de su sitio con la mala suerte de encajarse en el plato. Tras llenarnos las manos de grasa y perder unos minutos reemprendimos la marcha. Las averías no habían hecho nada más que empezar: después de perdernos un poco por la periferia, de nuevo, a la bici de mi compañero se le descolocó la rueda trasera, provocando un rozamiento con el cuadro que hacía imposible la marcha. Cada vez que la recolocamos en su sitio al poco tiempo volvía a desencajarse… Así hasta unas 6 veces, situación que nos hizo replantearnos dar la media vuelta nada más empezar. Pero nuestra ilusión por la aventura y las ganas de llegar a la playa eran tan grandes que apretamos bien fuerte el eje trasero con ayuda de unos alicates y no volvió a dar problemas.
Conseguimos un poco de regularidad en la marcha hasta que alcanzamos la N-9 que nos llevaría directamente a Gante, nuestra primera parada.
2ª ETAPA: BRUSELAS-GANTE
Por la N-9 nos esperaban 50 km más hasta Gante. Pasaríamos por pueblos como Asse, Aalst, Oordegem, Kwatrecht o Melle. El paisaje se iba alejando cada vez más de la industrial periferia de Bruselas y se convertía en campos de cultivo y bosques. De nuevo nos vimos obligados a hacer una parada, pues las ruedas de mi bicicleta estaban algo desinfladas. Las gasolineras no tenían para hinchar las ruedas pero afortunadamente un español (qué casualidad…) que trabajaba en un taller nos dejó una bomba y pudimos reemprender la marcha. Brevemente nos preguntó nuestro destino, y cuando le dijimos que iríamos hasta Ostende nos deseo mucha suerte y ánimos…los íbamos a necesitar.
Los kilómetros y las horas pasaban, y el hambre aparecía, así que al lado de la iglesia de Oodegem realizamos un pequeño avituallamiento de agua, un poquito de chorizo y pan; suficiente para llegar a Gante. A la llegada de Gante otra pequeña incidencia, mi compañero cometió el típico error de meter la rueda en la vía del tranvía y claro…la caída se veía venir. De todas maneras, paramos a comer a orillas del río Lys con la maravillosa iglesia de Saint Michel al fondo, una imagen que quita todos los males.
3ª ETAPA: GANTE-BRUJAS
“La transición entre el bien y el mal”, podríamos titular esta etapa… La verdad es que, si ya llegábamos cansados a esta bonita primera ciudad de Flandes (Gante), pese a reponer energías con un par de galletas de chocolate, unos cacahuetes y unos tragos de agua, el camino a Brujas fue largo, duro y difícil. Separados por 45 km de distancia, Gante y Brujas están unidos por un gran canal, al lado del cual está la ruta que debéis coger si queréis seguir los pasos de ErasmusBruselas y su compañero. Coged la Vlaanderen Fietsroute, todo recto hasta Brujas.
Al principio, la belleza de pedalear junto al canal, a un lado, y la naturaleza, al otro, nos llenaba de orgullo personal y daba a nuestra ruta un toque especial. Además, el clima de ese domingo, especialmente soleado pero con buena temperatura, nos ayudó en todo momento a continuar nuestra marcha. Sin embargo, el paisaje se iba haciendo bastante monótono, el Sol iba apretando, ya que era ya más de mediodía, los kilómetros parecía que no pasaban y las fuerzas iban decreciendo. Todo esto, unido a que se acercaba la hora de comer, hicieron que nuestro cansancio mental y físico estuvieran en un punto bastante elevado. Finalmente, llegamos a Brujas…atravesamos el pueblo, llegamos a la Grote Markt y delante del campanario… ¡no lo dudamos! Una cerveza compartida y un par de sándwiches de chorizo, queso y jamón no esperaron más. Era necesario…¡y tanto que se notó después!
4ª ETAPA: BRUJAS-OSTENDE
Ya visualizábamos la meta: últimos 20 km hasta nuestro destino, pero efectivamente el chorizo se notó y con él su pesada digestión. Esto, añadido al cansancio, resultó ser verdaderamente agotador y tuvimos que sentarnos a la sombra de un árbol una última vez, a unos 9 km del final. Mientras tanto, el paisaje era muy similar al de la etapa anterior, pero con la diferencia que el río era mucho más ancho y más lento, señal de que la desembocadura estaba cerca, y con ella el mar.
5ª ETAPA: OSTENDE-PLAYA DE OSTENDE
Llegamos a Ostende a las 17:00 de la tarde, fatigados después de una larga aventura de la que no nos olvidaremos nunca. Pero aún quedaba un último desafío, encontrar al resto de estudiantes Erasmus que nos esperaban en la playa, y que habían optado por el camino cómodo hasta Ostende: el tren. Tras 20 minutos deambulando por la ciudad llegamos a la playa. Un día genial para ello: después de la fatiga y el calor veníamos con decisión de sumergirnos en el mar del norte, pero el agua tan próxima al círculo polar ártico no es igual a las aguas más cálidas del Mediterráneo, tan cercano a mi Granada natal…
Para aquellos que os estéis preguntando por el camino de vuelta, es obvio que no fue en bici. 260 km son demasiados y teníamos pensado volver en tren utilizando el Go Pass que todos los menores de 26 años conocéis y el “ticket de velo”, por el cual por 5 euros puedes llevar una bici no plegable en el tren. Lo de llegar a Bruselas pasadas las 22:30 ya fue más bien culpa de la SNCB en aquel domingo en el que hubo tantos retrasos…¡igual en bicicleta hubiésemos llegado antes!
¡Hasta la próxima aventura! Abrazos erasmusbruselenses.