Entramos ya en mi segundo mes en Bélgica, y sin tanta ansia de dulce, he pasado algo más de tiempo pensando dónde comería cada gofre, aunque al final caí en el antojo. Aun así, no puedo dejaros sin mis “experimentos” de este mes. Aquí os traigo la segunda parte de mi aventura buscando el mejor gofre belga, en Bruselas.
Para el primero, pedí en “Australian”. Una amiga de clase me lo había recomendado, según ella «sin duda el mejor» que había probado desde que llegó. Por eso mismo, fui con las expectativas altas. Lo compré en el local de rue Neuve, la calle comercial entre De Brouckère y Rogier. Si no os viene cerca no os preocupéis, porque como cadena está repartida por la ciudad. La reconoceréis por su logo de un canguro. También venden helados, aunque para estos meses fríos no consideremos esa opción…
El elegido fue un gofre de Liège con Nutella (no pude evitarlo). Me pareció más grande de otros que había tomado, al menos a primera vista, y después de comerlo lo confirmé porque realmente me llenó el estómago. La chica que me atendió me ofreció añadirle trozos de avellana, y por supuesto acepté. La combinación final quedó bastante dulce, por la que no os la recomiendo si os empalagáis con facilidad. La masa de hecho estaba bastante buena, esponjosa y dulce como de costumbre. Los tropezones de avellana fueron un acierto por el toque crujiente que le aportaban. Con sus respectivos toppings, me costó 3’5€. Sin añadidos, vale 2€.
Antes de irme, me fijé en una buena oferta para desayunos: un café grande, servido para llevar y un gofre solo por 4€ en global.
Continué esta gran cata un día después de clase sin mucho miramiento (al contrario de lo planeado), pero con mucho antojo de dulce… A la salida de la ULB, hacia las paradas de bus y tranvía, acude todos los días una furgoneta amarilla de venta ambulante de gofres. Pertenece a la marca Pascalino, y la reconoceréis y veréis desde bien lejos por su color llamativo. Como recuerdo con cariño mi experiencia desayunando en la de Gare du Nord, decidí repetir. Se trataba de un gofre de Liège también, muy esponjoso y dulce. Aun así, esta segunda vez la bomba azucarada no me estalló tan fuerte en el paladar, porque opté por un sirope de chocolate en vez de Nutella. El precio no varía apenas respecto al del otro local, 3€ en total: 2€ del gofre en sí, 1€ de la salsa.
Aunque me gustaría, no puedo mantener este ritmo de gofres y chocolates, así que para la siguiente entrega esperaré más de un mes para poder ofreceros una lista más larga como la de la primera parte…
¡Nos leemos pronto, y feliz Halloween!
Me presento, me llamo Julio Yustas, tengo 23 años y voy a ser parte del equipo de corresponsales que, durante el próximo semestre, va a intentar que disfrutéis de Flandes al menos tanto como nosotros.
Vengo de Valencia, donde estudio el Máster de Ingeniería Industrial en la Universitat Politècnica de València. Durante los dos próximos años, disfrutaré de Bruselas gracias a un acuerdo de doble titulación por el que estudiaré el Máster en Ingeniería Electromecánica en la Université Libre de Bruxelles (ULB).
Me considero una persona bastante proactiva y es difícil que no me encontréis embarcado en alguno de mis múltiples proyectos. Mi tiempo libre lo dedico principalmente a pasar tiempo con mis amigos, viajar, la fotografía y la cocina.