Si has tenido el placer de explorar el centro de Gante, seguro que los has visto. Unos curiosos mini-buses de color azul, cuya velocidad no es superior a la de un caracol falto de café. Pues resulta que ni son una atracción, ni el medio de transporte de «Los Milimétrix» , ni unos simples buses «Pitufo». Son, de hecho, algo mucho mejor.
El concepto se llama «Bus paseante» o, en flamenco, «Wandelbus«. Su propósito es ofrecer una forma segura, fácil, personalizada y gratis de moverse por el centro peatonal de Gante. Pero no, eso no significa que cualquier perezoso pueda hacer uso de este servicio. De hecho, está restringido a un grupo minoritario de personas: aquellas con dificultad de movilidad.
El servicio está disponible de Lunes a Sábado y su frecuencia es alta debido a que cada uno de los buses solo tiene capacidad para ocho personas. Siguen rutas fijas de ocho paradas que, a su vez, son totalmente personalizables. Esto significa que los pasajeros pueden subir o bajar en cualquier momento que lo deseen.
Como punto positivo, este medio de transporte es completamente eléctrico. Eliminando, así, las emisiones contaminantes. Por otro lado, como punto a mejorar, los buses todavía no están preparados para admitir pasajeros en silla de ruedas. Seguro que, en un futuro, Gante se ocupará de este tema.
No nos engañemos, todos hemos deseado montar en esos mini-buses azules alguna vez. Pero, ahora que conocemos su verdadera labor, espero que cambiemos ese sentimiento de tentación por el de fortuna.
La fortuna de poder posar un pie tras otro y elegir nuestro propio rumbo.
OS ESPERO EN EL PRÓXIMO POST: A la estación de Gante
Os invito a este extraño lugar. Aunque las visitas no son frecuentes, haremos de esta ocasión la excepción que confirma la regla. Bienvenidos a mi cabeza.
Seguidme, os llevaré a un sitio muy especial. Normalmente, tras esta puerta pintada de colores, uno puede toparse con espaguetis flotantes, junglas de pingüinos o ciudades invisibles… A decir verdad, la mayoría de las veces, ni siquiera yo mismo estoy seguro de lo que me espera al girar el pomo. De todas formas, hoy podéis estar tranquilos. Hoy sí sé lo que hay al otro lado:
Al otro lado está Gante. Y sus calles adoquinadas, clones en bici, música abstracta, dinosaurios, idiomas alienígenas, hechizos y, dentro de esta normalidad, infinidad de locuras.
Lo más seguro es que si os dejase sueltos por este lugar, acabaríais majaras. Como no queremos eso, os lo voy a enseñar poco a poco, durante cinco meses.