Como amante del café, tengo que admitir que me ha costado encontrar mi café aquí en Bruselas. Me ha llevado un par de meses de probar en cafeterías y bares hasta dar con un espresso a lo italiano y algo de leche que no me costara una fortuna. Sin embargo, este tiempo sí me ha servido para encontrar las acompañantes perfectas para una taza de café: las galletas speculoos. Seguro que habíais oído hablar de ellas, la marca Lotus de hecho se conoce bastante por España. Pero, ¿las habéis probado en su lugar de origen? En Bruselas están inscritas incluso como patrimonio cultural inmaterial desde 2020. Sentaos conmigo si queréis conocer más sobre ellas, con un café y galletas (speculoos) en la mano.
Tradición vs actualidad
Primero que nada, tenéis que saber que estamos entrando en la temporada oficial de las speculoos. Tradicionalmente concebidas como receta navideña, aunque ahora se vendan durante todo el año, es habitual consumirlas desde el primer domingo de Adviento. Se consideran también un premio para los niños en el día de San Nicolás (6 de diciembre). Aun así, otra tradición belga inaugura la época de speculoos desde la fiesta nacional del 11 de noviembre. Desde entonces, tendrán mucho más protagonismo, sobre todo cuando abran los mercaditos de Navidad.
Anteriormente, se les daban siempre formas relacionadas con el santo: se repetían los motivos de barcos, granjas, elefantes o caballos. Incluso es común verlas todavía con la propia figura de San Nicolás.
De todas formas, apenas existen normas para consumirlas ya, se trata de costumbres. Se pueden comer en cualquier fecha, ya que ahora se moldean con forma rectangular y dibujos válidos para todo el año, como molinos de viento. Pervive la variante original, aunque a otras se les añaden vainilla o chocolate. Desde luego, son las mejores acompañantes para cualquier bebida caliente durante todo el otoño y el invierno.
El secreto está en las especias
¿Qué llevan estas galletas que las hace tan especiales? La masa se crea a partir de mantequilla y azúcar moreno, a los que se suma la harina y la levadura química más tarde. Pese a ello, la clave de su sabor reside en las especias y sus proporciones: canela, nuez moscada, clavo, jengibre, cardamomo y pimienta blanca. Para que su sabor se desarrolle hasta su máxima expresión, se deja reposar la mezcla durante una noche. A la mañana siguiente, se coloca en los moldes deseados o se le da forma y se mete al horno.
El resultado final es una galleta granulosa, crujiente, dulce sin empalagar, que desprende un aroma a canela que hace la boca agua.
¿Dónde las podéis encontrar?
Os doy la receta y el procedimiento por si os atrevéis a intentarlo, pero si no queréis experimentar, podéis comprarlas en Maison Dandoy o Lotus. Lotus se trata de la gran marca comercial que exporta a gran parte del mundo, por tanto vuestras visitas españolas también la reconocerán. Fabrican las propias galletas, y todo tipo de productos en torno a ellas, por ejemplo crema para untar o helado. De su sede en Lembeke salen 6000 millones de galletas Lotus, cada año.
Maison Dandoy preserva más el modo de elaboración tradicional y huye de la fabricación (tan) industrial. Sus principales establecimientos en Bruselas están alrededor de la Grande Place, el de rue du Beurre solamente es un punto de venta, el de la esquina de Charles Puls funciona como una cafetería donde te puedes sentar a consumir las delicias que producen. Cuentan con otro en el centro también para comer allí, más lujoso y ornamentado en las Galleries Royales.
Si no las habéis probado todavía (aunque no entiendo cómo las habéis esquivado), no os puedo insistir más en que las pidáis con el próximo café. Su único peligro es que una vez conoces la combinación, no puedes imaginar un café sin speculoos, pero vale la pena correr ese riesgo… 😉
¡Nos leemos pronto!
Me presento, me llamo Julio Yustas, tengo 23 años y voy a ser parte del equipo de corresponsales que, durante el próximo semestre, va a intentar que disfrutéis de Flandes al menos tanto como nosotros.
Vengo de Valencia, donde estudio el Máster de Ingeniería Industrial en la Universitat Politècnica de València. Durante los dos próximos años, disfrutaré de Bruselas gracias a un acuerdo de doble titulación por el que estudiaré el Máster en Ingeniería Electromecánica en la Université Libre de Bruxelles (ULB).
Me considero una persona bastante proactiva y es difícil que no me encontréis embarcado en alguno de mis múltiples proyectos. Mi tiempo libre lo dedico principalmente a pasar tiempo con mis amigos, viajar, la fotografía y la cocina.