Tanto el antiguo Condado de Flandes como el Ducado de Brabante rebosan historia por todos sus costados. La Edad Media fue una época un tanto convulsa en este rincón del planeta, y las batallas y disputas por controlar el territorio entre los duques y condes eran bastante comunes. Por ello, se construyeron cantidad de castillos y fortalezas con el fin proteger el territorio, y ya de paso dar buena cuenta del poderío económico que atesoraban. Muchos de ellos han sido sufrido los desgarros de las guerras que se han ido aconteciendo en Flandes desde la Edad Moderna, y aunque muchos han desaparecido, otros han podido ser recuperados para la causa y ampliamente restaurados.
Uno de los castillos que no han sido reformados ni restaurados es el castillo de Beersel. Se encuentra a unos 15 kilómetros al sur de Bruselas, y pertenece a la zona del brabante flamenco. Alguna de sus torres están derruidas, pero mantiene intacta la esencia de su última gran modificación, a finales del siglo XV. El castillo, de piedra rojiza en su mayoría se encuentra rodeado de un gran foso lleno de agua donde algunos pescadores intentan conseguir algún que otro trofeo. No parece que el foso contenga una gran cantidad de peces, pero al menos las vistas son bastante bonitas. El castillo también contiene un puente levadizo que te llevará a su interior. Dentro podrás investigar por sus pasillos y torres, contemplando como eran las salas y los comedores de aquella época. Si eres lo suficientemente aventurero, también encontraras la antigua mazmorra y la sala de torturas, con algún que otro utensilio, evidentemente inocuos. Todo ello rodeado de amplias zonas verdes donde verás descansar a los patos y algún que otro animal que aparece de vez en cuando. Alrededor del castillo, se encontraron una gran cantidad de muestras arqueológicas que ayudaron a la mejor comprensión de la vida en aquella época.
Puedes llegar fácilmente en transporte público, ya que la parada del tren está a escasos 200 metros de la entrada. Si vienes en coche, también cuentan con un amplio aparcamiento. A la salida, puedes disfrutar de una refrescante bebida en el restaurante que hay a la entrada.
Soy un madrileño, bastante castizo, nacido hace casi 24 años. Llegué a la ciudad de Lovaina hace dos años para estudiar un Master en Ingeniería biomédica. Soy un gran amante de la literatura y de la historia (sobre todo de las Guerras de Flandes, así que estáis de suerte).
Estos años me he dedicado, además de a beber cerveza, a recorrer los paisajes flamencos en bicicleta. Por tanto, mi idea es enseñaros algunos trucos y rutas interesantes aptas para todos los gustos y condiciones físicas.
Soy un enamorado de la arquitectura flamenca y brabanzona, y me gustan mucho los pueblecitos pequeños, así que intentaré enseñaros lugares menos conocidos o frecuentados. Como ya habréis podido imaginar, soy un gran amante de la cerveza belga ( siempre con responsabilidad) y tanto tiempo aquí me ha dado la oportunidad de probar muchas, así que haré alguna que otra sugerencia para aquel que se deje aconsejar.
Tampoco faltará información sobre festivales de música de todo tipo y forma, uno de los mayores atractivos veraniegos, y de vez en cuando algunos consejos sobre donde comer platos típicos, restaurantes con encanto, alguna fiesta que otra… todo lo necesario para disfrutar de un verano inolvidable.