Con este artículo, seguramente se termine la sección de “cata de cervezas belgas” que empezamos en septiembre de este año… Así que para la ocasión, decidí salirme de las marcas tradicionales que se encuentran en todos los supermercados: os he traído cervezas especiales, sorprendentes como regalo adelantado de Navidad.
Un sabor diferente
La primera de ellas es la Oud Beersel Oude Geuze Vieille. Detrás de este nombre tan largo están simplemente el nombre de la cervecería que la produce, y el de esta variedad concreta. Se trata realmente de una mezcla entre dos cervezas, una más envejecida y otra joven. Pertenece a la categoría de cervezas de fermentación espontánea (lambic).
A mí me recordó desde el primer momento a la sidra asturiana, por su aroma cítrico, su color amarillento-anaranjado y sabor más bien ácido, además de su botella verde de 375ml. Eso sí, no es una cerveza quizás para los amantes del sabor típico de esta bebida, porque no resulta ni siquiera parecido. Igualmente merece la pena probarla, como certifican algunos premios. Contiene un 6% de alcohol y cuesta en torno a 10€.
Puramente flamenca
El tipo de cerveza cambia para la Duchesse de Bourgogne, que pertenece a las “rojas flamencas”, típicas en el oeste de Flandes. Es un producto de la cervecería Verhaeghe. El líquido se somete aquí a dos fermentaciones. Como en la cerveza anterior, el resultado final también surge de mezclar 2 tipos de cervezas jóvenes y viejas: cuando se separan para madurar en las barricas, la mitad se guarda durante 8 meses, la otra mitad se conserva durante 18. Así, los tintes dulces de las cervezas más jóvenes se entremezclan con el fondo agrio y seco de las más maduras.
El adjetivo que mejor la describe es “agridulce”, mezclando matices de chocolate y caramelo con una notable acidez. Resulta un sabor extraño que te atrapa desde el principio. Su botella es del tamaño habitual, pero incluye un retrato de una mujer en el estilo de los pintores flamencos. En vaso, la cerveza es de color marrón oscuro como la propia botella. Su graduación alcohólica ronda también los 6º, y suele valer entre 2 y 3€.
Bruselas exótica
La siguiente en esta lista es bastante más popular que las anteriores, y es que las “India Pale Ales” (IPA) están en pleno auge. Delta IPA la elabora Brussels Beer Project. De hecho, se trata de su primer lanzamiento al mercado y estrella absoluta de la marca, por lo que a diferencia de otras variedades, la cervecería bruselense la fabrica todos los meses. Rompe también radicalmente con el sabor de las cervezas a las que estamos acostumbrados, porque es abiertamente afrutada y fresca.
Concretamente, se la describe como una “cerveza tropical” porque evoca los olores de los lichis y la maracuyá. Pese a este carácter afrutado, no queda empalagosa, sino refrescante, ya que la levadura que se utiliza en su producción (saison) le otorga un regusto especiado y seco. Al contrario que las anteriores, es una cerveza rubia. Contiene también un 6’5% de alcohol en su botella de tercio que vale 4€ aproximadamente.
Tradición amarga
Jambe de Bois también es una cerveza producida localmente en Bruselas. Nace en la Brasserie de la Senne, una de las micro cervecerías de la capital. Desde 2010, sus fundadores pretenden recuperar el amargor de las cervezas, y esta variedad es la representación perfecta de ello.
Aunque parte de un fondo afrutado (como de plátano maduro) y especiado como la Delta IPA, tiene un sabor más de cerveza que la anterior gracias a este reforzamiento del amargo. Es rubia, pero no os dejéis engañar: es una cerveza triple, y contiene un mayor porcentaje de alcohol que las anteriores de la lista, en torno a un 8%. Rinde homenaje en su botella a la revolución belga que consiguió su independencia en 1830, aunque se trate de una creación actual. El precio ronda los 3€.
Raíces de abadía
No podía faltar en esta lista una cerveza trapense, de abadía. La Trappisches Rochefort se fabrica artesanalmente en la abadía Saint-Remy de Rochefort. Al igual que algunas otras, pasa por dos fermentaciones también, aunque la segunda sucede directamente en la botella. De las Rochefort, la 10 es la más contundente.
Es oscura, y al verterla en el vaso genera una espuma densa y con aspecto cremoso. Para mí, tiene un toque a café. Los expertos la catalogan como dulce y amarga, con tonos afrutados o cítricos, de frutos secos y especias, ¡incluso de galletas!. Es la más fuerte de todas, con una graduación de más de 11º por unos 4€.
¡Nos leemos pronto!
Me presento, me llamo Julio Yustas, tengo 23 años y voy a ser parte del equipo de corresponsales que, durante el próximo semestre, va a intentar que disfrutéis de Flandes al menos tanto como nosotros.
Vengo de Valencia, donde estudio el Máster de Ingeniería Industrial en la Universitat Politècnica de València. Durante los dos próximos años, disfrutaré de Bruselas gracias a un acuerdo de doble titulación por el que estudiaré el Máster en Ingeniería Electromecánica en la Université Libre de Bruxelles (ULB).
Me considero una persona bastante proactiva y es difícil que no me encontréis embarcado en alguno de mis múltiples proyectos. Mi tiempo libre lo dedico principalmente a pasar tiempo con mis amigos, viajar, la fotografía y la cocina.