Se ha hecho esperar más de lo planeado, pero ya está aquí la segunda parte de la cata de cervezas belgas. Como la última vez probamos exclusivamente cervezas rubias, esta vez tocan tostadas.
De nuevo, he escogido marcas bastante reconocidas que podéis encontrar en todos los supermercados, bares y cervecerías de Bélgica y parte del extranjero. Sin embargo, no se trata de cervezas tan baratas como las anteriores. Hoy vamos a probar Leffe y La Chouffe, en sus versiones tostadas.
Leffe
Leffe procede concretamente de la ciudad valona de Dinant, en el Sur del país. Cuenta con una larga tradición, ya que sí es una de las cervezas que proviene de las abadías de monjes de la Edad Media, concretamente de la Orden de Canónigos Premonstratenses que residían en la Abadía de Nuestra Señora de… Leffe. Eso explica su nombre, claro.
Pese a que la abadía donde se producía tradicionalmente ha sufrido inundaciones, incendios y ataques durante guerras, el lugar sigue existiendo y los monjes volvieron en 1902 a continuar sus labores religiosas y cerveceras. Aun así, ya no se elabora aquí, sino en la cervecería de Stella Artois en Leuven: a mediados del S.XX, la abadía firmó un acuerdo con Interbrew que les sigue reportando beneficios por su receta hoy en día. De hecho, este tipo de contratos son los que han traído las cervezas de abadía a las estanterías de los supermercados, así que tenemos mucho que agradecerles.
Esta en concreto tiene 6’5 grados, es de un color marrón oscuro profundo, y sabe fuerte, como todas las cervezas tostadas. A nosotros nos ha dado exactamente esa impresión, pero aun así se disfruta bastante porque no resulta amarga. De hecho, se podría decir que tiene un punto dulce. Estamos de acuerdo en que nos ha gustado, pero no en si la acompañaríamos con una tapa de quesos o la preferiríamos sola.
MC Chouffe
La Chouffe, que todos reconocemos por el simpático gnomo en su logo, no puede presumir de una trayectoria tan larga. Se inició como un negocio familiar entre los cuñados Pierre Gobron y Chris Bauweraerts en Achouffe, un pequeño pueblo del Sur belga. Lo que empezó como un hobby en un garaje, se ha convertido en el negocio que es hoy. Ni su nombre ni el gnomo que caracteriza a esta cerveza tienen ningún significado particular, y aun así sus recetas (en plural, ya que las hay rubias, tostadas, blancas, de cereza…) han conquistado los paladares de cerveceros en todo el mundo.
Su variedad tostada contiene 8% de alcohol, y tiene un sabor bastante más afrutado y un color más claro que tiende a rojizo.
Eso es todo por esta vez, quizás a la siguiente os traigamos cervezas de cereza, o especiales…
¡Nos leemos pronto!
Me presento, me llamo Julio Yustas, tengo 23 años y voy a ser parte del equipo de corresponsales que, durante el próximo semestre, va a intentar que disfrutéis de Flandes al menos tanto como nosotros.
Vengo de Valencia, donde estudio el Máster de Ingeniería Industrial en la Universitat Politècnica de València. Durante los dos próximos años, disfrutaré de Bruselas gracias a un acuerdo de doble titulación por el que estudiaré el Máster en Ingeniería Electromecánica en la Université Libre de Bruxelles (ULB).
Me considero una persona bastante proactiva y es difícil que no me encontréis embarcado en alguno de mis múltiples proyectos. Mi tiempo libre lo dedico principalmente a pasar tiempo con mis amigos, viajar, la fotografía y la cocina.