¿Cansados de visitar siempre los mismos lugares turísticos? ¿Tenéis ganas de vivir una experiencia llena de paz y tranquilidad? ¡Esta es la vuestra!
Hay sitios que destacan por su belleza, otros por su historia e incluso los hay que destacan por la energía que transmiten. El Cementerio Central de Brujas, sin duda, destaca por todo esto y más. Histórico, romántico, inspirador, melancólico y mágico.
No es un cementerio normal, lleno de tumbas, y sin más. Allí, además de poder caminar por sus increíblemente bonitos jardines, se puede visitar una pequeña exposición cerca de la entrada principal, dónde se puede obtener información interesante sobre la ciudad, su sociedad, la arquitectura de las lápidas y las esculturas y el significado simbólico de alguna de ellas. Además, caminando hacía su derecha, podréis entrar en el edificio de exposiciones, lleno de interesantes esculturas de tumbas olvidadas y de información general sobre el cementerio y su entorno (su historia, arte, folclore, arquitectura…). Sí, todo esto en un cementerio. Sorprendente, ¿verdad?
Sin embargo, lo que más impresiona son los sepulcros y monumentos de soldados y civiles de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Además, podréis encontrar tumbas de civiles que murieron en campos de concentración alemanes e incluso polacos.
El porqué de su creación
La historia de este simbólico cementerio se remonta al año 1784, cuando el emperador José II gobernaba el Sacro Imperio Romano, que cubría Europa Central y el terreno circundante. En aquel momento, José II decidió que no se podía enterrar a nadie en las iglesias ni dentro de la ciudad de Brujas. Debido a esto, la ciudad de Brujas compró un terreno adicional en Assebroek, una ciudad fronteriza, para usarlo como cementerio. Entre los años 1841 y 1864, fue ampliado y actualmente tiene una superficie de 12 hectáreas.
¿Cómo se llega?
Se puede llegar desde el centro de la ciudad, tanto caminando, como en bici. El coche y el transporte público también son una alternativa.
La manera más común de llegar es saliendo del centro de la ciudad a través del Katelijnepoort, ubicado en el sureste de Brujas. Se sigue por la carretera principal, manteniéndose en el lado izquierdo, hasta llegar a Kleine, y finalmente, se camina un poco más y en la siguiente calle a la izquierda (Brugs Kerhofstraat) se encuentra el cementerio.
¿Cuándo se puede ir?
Del 1 de abril al 15 de octubre: Lunes – Viernes de 8:00h a 18:00h
Del 16 de octubre al 31 de marzo: Lunes – Viernes de 8:00h a 17:00h
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.