Con la llegada del frío y la reducción de horas de luz, nada me entra mejor que un paseo por el casco antiguo de Brujas y un chocolate calentito para entrar en calor.
La primera vez que pisé Brujas, probé su famoso chocolate caliente y desde entonces se ha vuelto una de mis tradiciones para las tardes de frío. Me encanta la inusual manera que tienen los flamencos a la hora de servirlo: una cuchara con un cubo de chocolate duro pegado y un vaso lleno de leche. Y lo bueno es que te dejan la parte mágica para ti: mezclarlo e ir viendo cómo se disuelve el chocolate con la leche. Pero sin duda lo mejor no llega hasta que lo pruebas…
Os podría recomendar muchas chocolaterías de Brujas, pero sin duda lo mejor es ir paseando y entrar en aquellas tiendas locales que más os llamen la atención. Veréis que hay cientos y que todas tienen su propia esencia y personalidad, por ello, si no os queréis perder nada, ¡Estad atentos!
Además, allí no solo vais a encontrar las típicas cucharas de chocolate, las chocolaterías tradicionales también suelen vender chocolates personalizados (con cookies, con todo tipo de licores, con frutas…), bombones, trufas, mazapanes o pralinés, piruletas de chocolate, y chocolate de untar casero, entre muchas otras cosas.
Sin duda, si os gusta el chocolate, tenéis que probar uno de los mejores del mundo: el belga.
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.