Los antecedentes
Cuando hablamos del surgimiento del museo debemos situarnos en la europa del renacimiento, en el S.XIX. Este movimiento se empezó a gestar con el especial interés de la sociedad con respecto al cuerpo humano, a la ciencia y al descubrimiento del método científico. Destacamos intelectuales de la época como Immanuel Kant o genios como Da Vinci ¿Pero qué pasó con el arte? Es verdad que, por ejemplo Da Vinci dio muchísima luz al arte, al igual que Miguel Ángel, pero todos tenían algo en común: Lo sacro.
¿Qué pasó en Holanda?
La ilustración y el renacimiento no afectó de la misma manera a todos los países. En el S.XIX el Reino de los Paises Bajos comprendía un territorio mucho mayor al que tiene ahora. Ocurrió algo curioso y es que los flamencos siempre lograron desvincularse por completo de lo sacro a la hora de hacer arte, por lo que tenían su mirada puesta en otro lugar. Mientras que en el resto de Europa se pintaban capillas y se hacían esculturas en relación con Dios, la manera en la que los holandeses comprendían la pintura cambió y eso supondrá un cambio que nos llevará a entender el surgimiento del museo.
La pintura flamenca
Si hablamos de pintores holandeses renacentistas debemos pensar en Rubens, Rembrandt o Anton Van Dyck, pintores que por cierto Miguel Angel criticó mucho pues hacían pintura para el ‘disfrute de las mujeres’. En esta época sucede algo muy curioso y es que estos pintores quitan todo lo sacro a la pintura y lo convierten en mercancía. En Flandes se empiezan a pintar bodegones, bodegones que no tienen que ver con Cristo ni tienen mensajes ocultos. Se pone especial interés en las composiciones de gente comprando y vendiendo en las calles, en los lugares y espacios públicos, en los niños. Antes esto era completamente invisible, estaba eclipsado por Dios, a partir de ahora el cuadro es mercancía, el cuadro cuenta historias modernas, se empieza a analizar desde un punto de vista moderno, se empieza a observar.
Los cuartos de maravillas y los gabinetes de curiosidades
Los cuadros comienzan a ser mercancía desde el momento en que alguien lo contempla y se pregunta delante de él. Antes el cuadro se adoraba porque estaba Cristo, ahora se crea la imagen dialéctica. En este momento surge el momento emisor-espectador, por lo tanto el hecho de observar arte se convierte en una actividad que poco a poco va cogiendo fuerza gracias al comercio y al intercambio de arte. Empiezan a surgir en este entonces las primeras colecciones de arte en las zonas más aburguesadas de Flandes (Amberes, Brujas,…) y la gente empezaba a guardar objetos y a darles una importancia para enseñarselos a los demás. Esto se conocía como los cuartos de maravillas, los gabinetes de curiosidades eran algo similar, pero en un formato más reducido, por lo general eran cajitas que se guardaban con mucho aprecio y que tenían una serie de útiles en su interior muy bien preservados.
El surgimiento del museo
El museo contemporáneo moderno viene de aquí, en Amberes y en todo Flandes se empezó a gestar el mercado del arte y habían muchos coleccionistas que buscaban exhibir sus obras, por lo que en algún momento de la historia el mercado del arte hizo que poco a poco la idea de desarrollar un lugar donde habiten tanto obra como espectador fuese el museo.