Molenbeek, Schaerbeek, Anderlecht y el propio centro de Bruselas conforman las comunas con más cantidad de población musulmana. La mayoría son de origen marroquí (aproximadamente un 70%), seguidos de los turcos, los paquistaníes y los argelinos.
La inmigración marroquí comenzó en los años 60, cuando se ofrecían alquileres más bajos y trabajo para atraer a esta comunidad a Bélgica. Hoy en día, conforman la comunidad extranjera más grande de Bruselas, seguida de la italiana. Algunos podrán preguntarse si hay marginación o diferencias sociales, pero estarían equivocados. Si de una cosa se caracteriza Bélgica es por su gran apertura y tolerancia hacia todas las sociedades y religiones.
Para que veáis lo importante que es esta comunidad en Bruselas, el 22 de febrero comenzó la exposición de “Nass Belgica: l’immigration marocaine en Belgique”, que destaca las aportaciones de la inmigración marroquí en Bélgica. Durará hasta el 27 de abril de 2014. Está organizada por la Universidad Libre de Bruselas, y su motivo es el 50º aniversario del acuerdo bilateral entre Bélgica y Marruecos para el envío de trabajadores. Aquí encontraréis obras de arte, testigos, documentos históricos, proyecciones y extractos de películas, entre otros.
Si queréis ir, la exposición se encuentra en el parque de Botanique, en Rue Royale 236 (Para de Metro “Botanique”, líneas 2 y 6). Abre de miércoles a domingo, de 12h a 20h.
A parte de esta exposición, los barrios de los que os he hablado al principio albergan algunos de los puntos turísticos más bonitos de Bruselas. Uno de los mejores es la Basílica del Sagrado Corazón, una joya de la arquitectura Art Decó del siglo XX. Es la quinta iglesia más grande del mundo, y se construyó para conmemorar el 75 aniversario de la independencia de Bélgica. Su enorme cúpula de color verde, combinada con el color rojizo de la piedra, y su enorme interior llama la atención desde cualquier punto de la ciudad. Las mejores vistas de la ciudad se tienen desde su mirador, situado a 53 metros de altura.