Bélgica es uno de los países con más multiculturalidad viviendo en armonía. Ya no solo en cuanto a nacionalidades, sino que recoge muchas comunidades de distintas religiones.
Hoy en día, al rededor del 7 por ciento de la población belga es musulmana, una cantidad significante considerando que es la segunda religión más practicada después del catolicismo. Respetando sus principios, viven completamente integrados, incluso hay chicas musulmanas con “hijab”, el velo islámico, trabajando cara al público, cosa que no se ve mucho por España y que demuestra el grado de convivencia con otras religiones y culturas de este país.
Con la llegada del mes de mayo, se acerca un evento importante para los musulmanes, el Ramadán, un mes en el que ayunan cada día desde el amanecer hasta el atardecer. Su importancia erradica en el espiritualismo con el que llegan a vivirlo, aprovechando para purificar sus corazones.
Se aproxima la fecha para el siguiente lunes 6 de mayo, y por ello, salen a comprar para realizar deliciosas comidas que deleitan durante la noche. Los musulmanes comen carne “halal”, cuya traducción más básica suele ser “permitida”, pero en este contexto mejor traducirlo como “carne sostenible”. Esto se consigue con un buen trato al animal previamente a su sacrificio, y se busca que la carne no tenga ningún resto de sangre. Por supuesto con la primicia de hacerlo en nombre de Dios.
Muchos de los supermercados belgas venden carne halal envasada, y también cuentan con ella en las cafeterías de las universidades. Además, existen carnicerías halal; y suele haber una en cada ciudad o pueblo. Aquí en Hasselt, hay una a 10 minutos del centro. En realidad, es un gran establecimiento donde venden comida de distintas nacionalidades que comparten la religión musulmana, ya sea oriental, turca o del norte de África, por lo que hay una gran variedad de alimentos que seguro que te interesará probar.
En Hasselt también cuentan con una mezquita, —ahora mismo es muy modesta—, muy cerca del centro de la ciudad, pero están ahorrando dinero para construir una nueva. Allí se realizan diversas actividades, desde los rezos diarios hasta los sermones de los viernes; actividades para los niños; clases de árabe para todas las generaciones e incluso celebración de eventos propios.
Al final del mes de Ramadán se realiza una fiesta a lo grande, os avisaré para que podáis acercaros a conocerlos y así vivir con ellos la experiencia.