El otro día estaba cenando con mis amigos de la resi y empezamos a hablar de todo lo que nos habíamos dado cuenta desde que vivíamos solos por el Erasmus, y sacamos una lista mucho mayor de lo que nos esperábamos.
La primera de todas y algo en lo que todos coincidimos es en lo caro que es el día a día. Sobre todo, nos hemos dado cuenta de lo caro que es hacer la compra, y eso que es solo para una persona. Y es que al tener una nevera tan pequeña tienes que ir a la compra todas las semanas, y cada semana es inevitable no gastarse unos 50 euros. En España lo normal es que vayan tus padres a la compra así que no te das cuenta de estas cosas, pero a partir de ahora estoy segura de que nos fijaremos mucho más en ello.
Otra de las cosas relacionadas con la hora de hacer la compra, es que es mucho más complicado hacer compra para una persona que para cuatro o cinco porque muchos productos vienen en “tamaño familiar”, y si no quieres estar una semana comiendo los mismos filetes, te tocará congelarlos. Resultado: un congelador a tope y alimentos que se te ponen malos por no consumirlos a tiempo.
También relacionado con la comida, una de las cosas más complicadas cuando vives solo es comer de manera equilibrada. En España normalmente son tus padres quienes deciden qué hacer de comida para llevar una dieta sana, pero aquí, como no te hagas un menú semanal vas a acabar tirando de pasta y arroz día sí día también.
Ahora, cambiando de tema a la limpieza, nos hemos dado cuenta de lo rápido que se ensucia todo. Y es que no sé si en España nos dábamos menos cuenta o qué, pero aquí limpias y al minuto ya está la superficie llena de polvo. Además, no sabéis lo que se echa de menos una aspiradora, una plancha o un lavavajillas. En cuanto a la plancha, acabareis tendiendo las camisas dentro de la ducha con esperanza de que se estiren con el vapor de agua (no va a funcionar). Y en cuanto al lavavajillas no sabéis como lo echo de menos. Al final por la pereza de fregar a mano acabarás acumulando la vajilla sucia hasta que no te queden platos donde comer.
Otra cosa increíble también, es lo rápido que se consumen productos como el champú, el gel, el fairy, el papel higiénico. Me da la sensación de que en España tu madre siempre tiene guardado reservas de todos estos productos, pero en tu pequeña habitación no vas a tener hueco para reservas, así que tienes que estar muy al loro de comprar estos productos a tiempo si no quieres entrar a la ducha y darte cuenta de que no queda champú.
Tampoco podíamos dejar sin mencionar el placer de llegar a casa cansado y que tus padres te reciban con la comida hecha, o por supuesto el aburrirte e ir a molestar a tu hermano un rato a la habitación de al lado.
Sin duda llegamos la siguiente conclusión: solo se vive muy bien, pero hay placeres de vivir con tus padres que son irremplazables.
Soy de Madrid y estudio tercero de ADE+Marketing en la Universidad Francisco de Vitoria. En Bruselas estudio en ICHEC.
Llevo tan solo 5 días en Bruselas y ya está siendo una experiencia increíble. Ya he conocido los lugares más famosos y representativos de la ciudad, y he conocido a muchísima gente con la que estoy disfrutando un montón. Ya estoy enamorada de sus calles, de sus parques, de su arquitectura, ¡de su gastronomía… ¡No puedo esperar a ver todo lo que queda por llegar!
¿Por qué Bélgica? Yo elegí Bélgica principalmente porque quería mejorar el francés, y la ventaja que tiene Bélgica es que está en el centro de Europa Occidental, y cuando el COVID lo permita se puede llegar rápidamente y muy barato (ya que el transporte público tiene un precio muy asequible) a países como Holanda, Francia, Luxemburgo o Alemania. Además, dentro de Bélgica ya hay mil ciudades increíbles que visitar como Brujas, Amberes, Gante, Lovaina… y al ser un país pequeño no tardas nada en ir de un sitio a otro. De momento no he tenido la oportunidad de visitar Bélgica más allá de Bruselas, pero lo estoy deseando.