Era una de las mejores partes de las excursiones. Con seis o siete años, después de una hora en el autobús comiendo pipas sin que el conductor se enterase y con la sensación de rebeldía e independencia en cada poro de nuestro pequeño cuerpo, llegábamos a destino. Estando en primaria normalmente era a algún pueblo cercano al nuestro que tenía una obra de teatro, un concierto o una exposición de arte que mostrar. Con un profesor delante y otro detrás, nuestros ojos inspeccionaban cada rincón de la nueva localización; intercalando la fascinación por empaparte de cada cosa nueva, con la actitud casi mafiosa de intercambiar pegatinas entre nosotros.
Y luego llegaba la hora libre. Ay la hora libre. Supuestamente era solo para comer y pasear sin alejarnos mucho, pero siempre se acababa convirtiendo en diez minutos para comernos el bocadillo, y cincuenta para buscar tiendas de chuches… y de souvenirs. Daba igual si estábamos en literalmente la misma ciudad que en la que vivíamos, o en una a la que no se tarda más de veinte minutos en coche: un souvenir para cada miembro de la familia tenía que haber.
Una pulserita con algo escrito, un peluche, una funda de gafas, chuches porque los dulces que no son de nuestra tienda habitual parecen más exóticos… La cosa era llevar algo a casa. Y en vez de usar el dinero que nos habían dado nuestros padres para comprar agua, utilizarlo en algún recuerdo que demostrase que nos habíamos acordado de toda la gente que nos importa durante ese lapso de cuatro horas que duraba la excursión.
Pues bien, hay cosas que simplemente no cambian. Si teníamos la sensación de tener que llevar algo a casa estando menos de un día en un lugar, os podéis imaginar si nos quedamos cinco meses en otro país. Hay que comprar algo, eso lo sabemos, pero ¿el qué?, ¿cómo condensar esos cinco meses en recuerdos decentes para los que queremos?
Como es muy complicado saber dónde buscar de primeras en una ciudad tan grande como es Bruselas, hoy os traigo algunas ideas de lugares a los que podéis ir si queréis comprar regalos para llevar a casa durante las Navidades.
Chocolaterías
Tenía que estar, era obvio. Y si no estaba, la lista de regalos que comprar en Bélgica iba a estar incompleta. Pero es que el chocolate es casi obligatorio en una caja Bélgica-España, da igual de qué tipo. Os recomiendo especialmente que incluyáis algo de praliné, ya que nació aquí (y para qué engañarnos, más praliné significa más chocolate, y el nivel de alegría sube exponencialmente con el cacao).
Si pincháis aquí, os saldrá el post en el que os hablé de las chocolaterías más conocidas de Bruselas y dónde encontrarlas. Dentro de esa selección, os recomiendo especialmente Neuhaus, sobre todo si vais a comprar en la época de Navidad. Y es que con la llegada de San Nicolás, ofrecen muchísimas ofertas constantemente si os hacéis una tarjeta de la tienda, y os puedo asegurar que merece mucho la pena. Sobre todo porque son precios muy asequibles, y la calidad está muy a la altura de un buen regalo.
New de Wolf
La Navidad es preciosa; pero la Navidad de los países del centro de Europa lo es un poquito más. Lo vemos en sus famosos mercadillos navideños cada año, y en las eternas luces que decoran las calles durante todo el mes. Por lo que yo estoy viviendo, Flandes se toma especialmente en serio la Navidad. Podemos encontrarnos mil tipos diferentes de bolas para decorar el árbol, otros mil de papel para envolver, y otros cientos de estrellas para colgar del techo.
Por eso, si queréis hacer un regalo a alguien que adora esta época del año desde un lugar que lo vive igual que esa persona, os recomiendo especialmente la tienda New de Wolf (Rue Haute 91, 1000 Bruxelles), situada a menos de diez minutos andando desde (el maravilloso) Mont des Arts. Podéis visitar la web, y ver todos los artículos que ofrece, pinchando aquí.
Literalmente, y os aseguro que no os exagero, New de Wolf es LA tienda de Navidad. Está dividida en secciones repletas de adornos de todo tipo según el estilo que te gustaría tener para el árbol: polar, clásico, funky… Efectivamente, el paraíso de los navideños. Lo mejor de esta gran variedad es que podemos encontrarnos desde pequeños detalles preciosos pero asequibles, hasta grandes cosas con un precio un poco más elevado.
Entre otras muchas cosas, nos encontramos con: bolas de Navidad, estrellas de todo tipo, servilletas y servilleteros, plantas de decoración, vajilla, velas…¡lo más complicado será decidirnos!
La Suite
Literalmente de todo. La Suite es la típica tienda a la que recurres cuando no tienes claro dónde comprar, porque sabes que vas a encontrar algo. Antes de entrar no sabes muy bien el qué, pero ya lo habrás descubierto para cuando salgas. ¿Quieres algo sobre Bruselas? Montones de postales, tazas, maquetas, etc. se cercioran de que las encuentres. ¿Mejor algo que no tenga que ver con tu localización porque le haría más ilusión algo más específico? También lo tienen. Desde libros de todo tipo como infantiles o sobre historia, hasta tablas de skate y sudaderas o gorras.
Situado en la Rue de Lombard, 14 (1000 – Bruxelles), a dos minutos andando desde el Manneken Pis, La Suite es una tienda muy socorrida donde encontrar detalles bonitos de todo tipo a muy buen precio.
Librerías: Galerie Bortier
Ya os hablé de las adoradas librerías Tropismes y Evasions (en este post); y cualquier libro o artículo de ambas tiendas sería un muy buen regalo para mandar a casa. Sin embargo, hoy os hablo de las librerías que nos encontramos en la que muy probablemente se encuentre en mi top 5 de lugares que adoro en Bruselas: la Galerie Bortier.
Situada a menos de un minuto de Mont des Arts (en cuanto sales de las galerías, ya puedes ver las escaleras que te conducen a este especial mirador), la Galerie Bortier tiene todas las papeletas para ser el típico lugar al que ir para pensar y despejar la mente a partes iguales. Flanqueada por farolas que te hacen sentir dentro de una novel policiaca, las muchas diferentes librerías llenan el espacio de esta galería con montones de libros dispuestos en antiguos muebles.
¿Por qué recomiendo esto? Porque es posible encontrarse de todo: libros, grabados, páginas de antiguas revistas del momento, fotos, mapas… Y regalar un detalle con Historia es alargar la vida de ese objeto y la de las manos afortunadas de tenerlo.
Estas son solo algunas ideas de lugares en los que podéis comprar para recordar a los que están en casa que ese dinero que nos dieron para comprar agua siempre se va a usar para ellos. Porque los souvenirs son recuerdos, y no hay mejor lugar desde el cual enviar recuerdos que desde Bruselas.
¡Muy buen día, regaladores!
Me llamo Marina Carrasco Valero, estudio Periodismo y Comunicación Audiovisual, y este primer cuatrimestre voy a ser vuestra corresponsal Erasmus en Bruselas. Durante los próximos cinco meses, voy a ser la pequeña puerta que os lleve a tocar, paladear, ver (aunque con un poco de miopía), oler y oír Bruselas. Juntos vamos a descubrir sus secretos, exhibiciones, conciertos, festivales…