Son cosas que pasan… llegas a una nueva ciudad, te instalas y, al llegar la noche, el cuerpo pide marcha. Y tú, que te enrollas, que estás cansado pero tienes ganas, no eres capaz de negársela.
Así sucedió. Así salí a tomar algo la primera noche que pisé Gante. Y nadie dirá que la decisión fue desacertada. Ahora bien, la preparación no pudo ser peor. Para que escapéis de mi ejemplo, aquí os dejo lo que hice mal.
3 ERRORES DE PRINCIPIANTE QUE, DE NO SER POR ESTE POST, HUBIERAS COMETIDO:
- No aprenderte el nombre de tu calle. Claro, si es que tampoco es tan importante… o eso es lo que te piensas.
- Llevar poca batería en el móvil. Te lo habrán avisado… pero tú no escuchas.
- Decidir volver a casa solo, siendo consciente de los errores 1 y 2. Uno jamás desconfía de su infalible sentido de la orientación. Jamás.
Y así me encontré a las 2:00 de la noche, más solo que la una, con un móvil incapaz de encenderse y sin saber por dónde me venía el aire. Recordemos, en una ciudad que no había pisado en mi vida.
Os podría contar toda la historia con pelos y señales porque, creedme, no tiene desperdicio; pero, en resumen, sobreviví gracias a 5 factores de Gante que me hicieron mantener la calma.
5 FACTORES SALVAVIDAS DE GANTE:
- Todo el mundo habla inglés. Este idioma te llevará hasta la mismísima Luna a pesar de no ser el idioma oficial de la región.
- Se respira un ambiente 100% seguro. Sentirse en peligro (a cualquier hora) es algo muy poco común.
- Todos están dispuestos a ayudar. Si acudes a alguien con un problema, como mínimo, mostrará interés y tratará de resolverlo.
- Los taxis están y estarán siempre ahí, a cualquier hora. En Gante los encontrarás hasta eléctricos (por si en momentos de apuro también te da la cabeza para ser eco).
- Si eres estudiante, en Gante, el 30% de la población es un clon tuyo. Y es que estos jóvenes locos se mueven por los mismos sitios. Entonces, la probabilidad de que, al preguntar direcciones, la persona en cuestión sepa exactamente hacia dónde quieres ir es más alta de lo que uno podría esperar.
En conclusión, estate atento. No metas la pata como yo (al menos en tu primera noche). Pero si lo haces, tranquilo. Gante te cubre las espaldas y hará de una situación adversa una aventura inolvidable. Puedes acabar teniendo conversaciones profundas con desconocidos, yendo a fiestas inesperadas y riendo a carcajadas. Y así, no solo llegarás finalmente a tu deseada cama, sino que, además, te dormirás con una sonrisa en la cara… te lo dice la voz de la experiencia.
Hoy se brinda por perderse en Gante. Y por esas veces en las que perderse significa encontrarse.
OS ESPERO EN EL PRÓXIMO POST: “Flamenco a Bocados” (CAP.1)
Os invito a este extraño lugar. Aunque las visitas no son frecuentes, haremos de esta ocasión la excepción que confirma la regla. Bienvenidos a mi cabeza.
Seguidme, os llevaré a un sitio muy especial. Normalmente, tras esta puerta pintada de colores, uno puede toparse con espaguetis flotantes, junglas de pingüinos o ciudades invisibles… A decir verdad, la mayoría de las veces, ni siquiera yo mismo estoy seguro de lo que me espera al girar el pomo. De todas formas, hoy podéis estar tranquilos. Hoy sí sé lo que hay al otro lado:
Al otro lado está Gante. Y sus calles adoquinadas, clones en bici, música abstracta, dinosaurios, idiomas alienígenas, hechizos y, dentro de esta normalidad, infinidad de locuras.
Lo más seguro es que si os dejase sueltos por este lugar, acabaríais majaras. Como no queremos eso, os lo voy a enseñar poco a poco, durante cinco meses.