Cuberdons, o también llamados “neuzen” (que significa “narices”), son los dulces que véis en la foto, y son considerados un producto tradicional regional flamenco. Los originales son los de color lila y con aroma a frambuesa, sin embargo, se han ido adaptando con el tiempo a las nuevas demandas y hoy en día podemos encontrar otras muchas variedades y sabores.
De forma cónica, su receta (la cual data desde el 1873) es secreta, tan solo unas cuantas confiterías que los producen tienen acceso a ella. La confitería de Gante Geldhof es una de las privilegiadas conocedoras de ella, que además de tener los originales también tiene cuberdons de otros sabores e, incluso, crema de cuberdon, llamada CUB-O-CREME.
Hechos a partir de goma arábiga y aromatizantes, entre otros, tiene una capa exterior más dura y por dentro es de un aspecto más viscoso, como si fuera gelatina.
Lo mejor es consumirlos lo antes posible, pues sino van perdiendo textura. Ésa es una de las razones por las que es tan difícil encontrarlos fuera de la región de la cual son originarios, así que si los queréis probar no os queda más remedio que venir a Flandes y compraros una bolsita de ellos. ¡Os juro que están riquísimos!
Soy Cristina López, estudiante de último año de psicología en Barcelona y ahora corresponsal de Gante, mi ciudad destino de Erasmus. ¿Mis primeras impresiones de Gante?
Han habido muchísimas cosas aquí que me han llamado la atención, como que en ocasiones un agua te salga más cara que una cerveza, que en las terrazas de algunos restaurantes te pongan mantas por si hace frío, que en todos los lavabos haya papel (incluso en los lavabos portátiles que ponen en los festivales), que a veces tengas que pagar para ir, que duerman con almohadas cuadradas, que sólo se den un beso en la mejilla al saludarse, o su predilección por el picante, ya sea poniéndose pimienta en la sopa o tabasco en los spaghetti.
Gante es una ciudad que combina tradición y progreso. Hoy en día es considerada una ciudad de estudiantes, hay alrededor de 45000, así que eso significa que, además de su belleza y su aire medieval con multitud de construcciones y calles que visitar y recorrer, es una ciudad joven y activa, constantemente en movimiento. Siempre encuentras algo que hacer, algún evento, festival o exposición que te pueda ser de interés.
A lo largo de mi actividad en este blog os iré mostrando todo lo interesante y curioso que viva durante mi estancia Erasmus, de momento espero que esta pequeña introducción os haya picado la curiosidad para seguir visitándonos y, quién sabe, ¡quizás veniros! Así que por si eso sucede, mi primer consejo es que os alquiléis una bicicleta, no es una ciudad muy grande y se puede recorrer a pie fácilmente, ¡pero no hay nada mejor que sentirse un auténtico belga! Y mi primera advertencia si vais en bici es que tengáis mucho cuidado con las vías del tranvía, ¡y más si llueve!