¿Existe dulce más allá del chocolate? Es difícil de superar, lo sé, pero resulta que en Flandes sí es posible. Los cuberdons en las calles de Gante (y ahora que hace frío, dentro de las propias confiterías) no se encuentran en prácticamente ningún otro lugar del mundo fuera de la región. Así que, si veis estos conos color violeta con forma de nariz en algún puesto callejero o escaparate, ¡no dudéis en acercaros! Se trata de una experiencia única…
¿Qué son? ¿A qué saben?
Antes que nada, pequeña advertencia: están muy dulces. Muy, muy dulces. No son aptos para quienes no disfrutan el azúcar, o se empalagan fácilmente. Y es que están elaborados principalmente con almíbar y goma arábiga, a los que más tarde se añaden aromas y colorantes. Al igual que el almíbar se encarga de aportar el sabor dulzón, la goma arábiga es la responsable de la textura exterior ligeramente más dura. El interior es más suave y pastoso.
¿De dónde vienen?
Aunque se desconoce su origen exacto y circulan varias especulaciones al respecto, lo cierto estos bombones datan de la segunda mitad del S. XIX. Pese a ello, su receta original prácticamente cayó en el olvido, ya que la Segunda Guerra Mundial bloqueó rutas comerciales cruciales, y durante un tiempo no llegaba suficiente goma arábiga como para seguir fabricándolos. Tan solo unas cuantas familias de confiteros y artesanos lograron conservar el conocimiento, y así lo han preservado en secreto hasta el día de hoy. Probablemente el nombre más sonado del mercado sea la confitería Geldhof. Por supuesto, todavía se fabrican cuberdons de frambuesa “como los de antes”, pero la tradición no se ha estancado. Actualmente, existen en torno a 22 sabores y variedades diferentes, sobre todo frutales, pero también de canela, vainilla e incluso bebidas alcohólicas.
¿Por qué no los conocía de antes?
El secretismo en torno a la composición exacta de los cuberdons, y su complicada conservación no han favorecido su exportación al extranjero. No os extrañéis de no haberlos visto antes, es que sencillamente no están. Su problema surge de la corteza, que se expande hasta no dejar ni rastro de su blandito interior. Es por eso que se recomienda consumirlos cuanto antes, ya que este proceso comienza en torno a las 8 semanas de su elaboración. Se toman además a temperatura ambiente, ya que el frío de la nevera provoca que se cristalice el almíbar. ¡Son muy delicados!
Así que ya sabéis, comprad un saquito de cuberdons en las calles de Gante (sobre todo alrededor de Vleesmarkt) cuando estéis de paso, y no tardéis en comerlos… Sé que empalagan al rato, os recomiendo compartirlos entre varias personas. Recordad que no vais a poder probarlos en ningún otro sitio, ¡es ahora o nunca!
¡Nos leemos pronto!
Me presento, me llamo Julio Yustas, tengo 23 años y voy a ser parte del equipo de corresponsales que, durante el próximo semestre, va a intentar que disfrutéis de Flandes al menos tanto como nosotros.
Vengo de Valencia, donde estudio el Máster de Ingeniería Industrial en la Universitat Politècnica de València. Durante los dos próximos años, disfrutaré de Bruselas gracias a un acuerdo de doble titulación por el que estudiaré el Máster en Ingeniería Electromecánica en la Université Libre de Bruxelles (ULB).
Me considero una persona bastante proactiva y es difícil que no me encontréis embarcado en alguno de mis múltiples proyectos. Mi tiempo libre lo dedico principalmente a pasar tiempo con mis amigos, viajar, la fotografía y la cocina.