Paseando por las calles de Amberes, descubres que hay muchas cosas que la hacen especial y única, su Grote Markt, su catedral, su estación… pero también elementos y detalles que no vemos a simple vista y que derivan de la historia de la ciudad.
Una de las características que más pasan desapercibidas en las ciudades flamencas es que todas ellas estuvieron amuralladas en el pasado. Mirando el plano de cada ciudad puedes intuir por dónde iba ya que normalmente estaba ubicada rodeando el centro de las ciudades. En Amberes, en Roseeveltplaats se puede ver parte de ellas gracias a las excavaciones de las obras y entre el Vleeshuis y el Castillo Steen, si te fijas bien, también se puede contemplar parte de otra.
Como ya os comenté en el post Curiosidades Arquitectónicas de Flandes, las casas típicas flamencas son de piedra o ladrillo y con fachadas escalonadas, sin embargo, antiguamente, en la Edad Media, esto no era así. Las casas también eran estrechas y altas, con amplios ventanales y con un gancho en la zona superior, sin embargo, eran de madera y no acababan de forma escalonada. Hoy en día se puede contemplar la última casa de este estilo en Amberes, en Stoelstraat 11, la cual data de 1480, por lo que ha sobrevivido más de 500 años y 6 guerras.
Caminando hacia el sur de la ciudad, en el barrio ’t Zuid, se encuentra una de las puertas de la ciudad, que data de 1624. La Waterpoort fue diseñada por Rubens y se construyó para el Rey Felipe IV. Originalmente se encontraba en Vlasmarkt, sin embargo, en 1880 se movió a Sint-Jansvliet. En 1933, debido a la construcción del tunel de Santa Ana, se tuvo que mover otra vez a Gillisplaats, donde se encuentra actualmente. Al haber estado en tres lugares diferentes, la han apodado la “puerta andante”.
Estoy segura de que os habéis fijado en que en las esquinas y fachadas de muchos edificios hay pequeñas vírgenes en altares y que, al menos una vez, os habréis preguntado por qué. Esto se debe a dos razones. Flandes, es una región con mucha tradición religiosa y antiguamente hubo un conflicto de corrientes religiosas entre la zona norte, (Holanda y Zelanda) protestantes, y la sur, católica. Durante este conflicto, estos altares eran un importante elemento propagandístico ya que la rama protestante es más reticente a la figura de María.
Sin embargo, la otra de las razones no es tan religiosa. Se debe a que existía un impuesto especial del cual estaban exentos los propietarios de las casas que poseyeran en la fachada una de estas figuras. En la actualidad ya no existe este impuesto, sin embargo, estos altares se usan como soporte para el alumbrado de la ciudad.
Todos estos detalles y curiosidades hacen de Amberes una ciudad única que, sin duda, merece la pena descubrir.
Soy una de las 7.500 millones de personas que vive en el mundo. Una a la que le encantaría descubrir todo lo que hay en él, ya que me apasiona viajar y conocer todo aquello que me rodea. Además, viajar me permite disfrutar otras de mis pasiones, la gastronomía y la arquitectura.
Mi aventura en esta ciudad no empieza aquí, comenzó el 17 de septiembre, y, desde entonces ha sido un no parar de descubrir, de ver, de viajar, de aprender, de fotografiar, de sentir, de vivir…
Después de casi 5 meses viviendo en Amberes, espero que mi experiencia pueda serviros de ayuda tanto a los que vais a venir, como a los que ya lleváis aquí un tiempo como yo, dado que, a pesar de haber conocido gran parte de esta maravillosa ciudad, siempre hay cosas nuevas que descubrir, pero también, otras ya conocidas que redescubrir.