¡Hola de nuevo!
Todos sabemos cómo son las casas flamencas, qué forma tienen, materiales… Flandes encuentra un patrimonio muy singular y propio en ellas, que son conocidas y admiradas en todo el mundo. Sin embargo, estas todavía guardan secretos que no saltan directamente a la vista y que mucha gente ignora, así que en este post hablaremos sobre curiosidades de las casas flamencas. ¡Vamos al lío!
¿Casas escalonadas?
¡Sí! En Flandes, las casas solían tener una especie de escalones que se colocaban en la parte de arriba, y que tenían funciones muy básicas, ya que, gracias a que las casas estaban hechas de esta manera, era mucho más fácil para los habitantes de las ciudades quitar la nieve de los tejados o limpiar las chimeneas. Además, estas eran indicadores de la clase social de los propietarios de la vivienda, pues, cuanto más ricos eran, más escalones colocaban en sus tejados.
¡Impuestos por todo!
Los flamencos de la Edad Media no se andaban con tonterías. Hablamos de gente muy inteligente e ingeniosa, y que trataba de conseguir dinero para las arcas públicas de cualquier manera viable, aprovechando todo lo que estuviese en su mano.
Quizás el impuesto más sonado es el del suelo. Los flamencos quisieron aprovechar el poco espacio libre que quedaba dentro de los muros de algunas ciudades, y lo hicieron aplicando un impuesto a la fachada, es decir, cuanto más larga era la fachada, más dinero tenían que pagar sus dueños. Esta idea provocó que todo aquel que quisiese construirse una casa nueva, tuviese que planearlas con una fachada muy estrecha, aunque con una altura mucho más alta de lo normal. Construir a lo alto en vez de a lo largo, algo un poco más aparatoso pero muy útil para ahorrarse dinero.
Uno de los ejemplos más conocidos lo encontramos en la Korenlei de Gante. ¿Cuál era el gremio que más dinero quería ahorrar? ¡Pues los recaudadores de impuestos! Si pasáis por la zona, podréis observar una casa muy estrecha en comparación con el resto, y esta casa gremial pertenecía a ellos.
Otro elemento con un gran valor era el sol, tan escaso en Flandes durante algunas partes del año. Tal era su valía que se creó también un impuesto hacia él. Un propietario tenía que pagas más o menos dependiendo del número de ventanas que tenía su casa.
¿Cómo hacemos para que no se nos caigan las casas?
Las ciudades flamencas que tienen canales se han desarrollado en territorios pantanosos y no demasiado estables. Esto ha causado que, con el paso del tiempo, la tierra en la que algunas casas fueron cimentadas empezase a moverse y a poner en peligro la estabilidad de las viviendas. La solución ideada por los flamencos fue clave, y hoy en día es muy común encontrarlas en las casas de la región. Se trata de la colocación de una especie de “grapas” que unían las fachadas y los pisos de los diferentes edificios para otorgarle una mayor estabilidad.
Espero que este post os haya servido para aprender un poquito más de las casas flamencas, así como para que, cada vez que tengáis la oportunidad de ver una persona, podáis fijaros con atención en todos estos detalles.
¡Nos vamos viendo!
Jose
¡Qué ilusión me hace estar escribiendo por fin estas palabras! A partir de este mes de febrero empiezo como corresponsal de Erasmus en Flandes y tengo muchas ganas de enseñaros mi trabajo. Recoger el testigo de Yolanda en cuanto al tema de Patrimonio es todo un honor.
Antes de nada, me presento. Me llamo José Manuel Ortega y tengo 20 años. Nací en Granada, pero he vivido toda mi vida en La Línea de la Concepción, un pueblo de Cádiz. Estudio Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada y, actualmente, estoy realizando un intercambio Erasmus en Bruselas de curso completo.