Flandes esconde pueblos de prados verdes, de casitas salpicadas entre los árboles y las vacas, de largos canales como principal medio de transporte, de molinos bañados por flores y de historias, de largas historias que dan espíritu a estas pequeñas localidades alejadas de la mano del turista.
Uno de esos pueblos con encanto que se refugia tras la fama de Brujas es Damme, un coqueto municipio de apenas 11.000 habitantes que muestra en cada una de sus calles adoquinadas el encanto del verdadero día a día de los vecinos flamencos, el perfecto balance entre la civilización y la naturaleza y la fácil convivencia de humanos y animales.
Damme destaca por las múltiples rutas ciclistas que atraviesan todos los prados y permiten al visitante disfrutar de un contacto cercano con el paisaje belga. Además, la ruta para llegar a Damme desde Brujas es más que merecedora, atravesando su famoso molino de Hoeke que, aunque actualmente sea parte de Damme, recibe su nombre por situarse en la ya desaparecida ciudad de Hoeke a causa de las inundaciones. El molino original, que data del 1481 sucumbiendo más tarde a la subida de las mareas y las tormentas, tuvo que ser sustituido por el actual de 1840. Su principal función de molienda de trigo apenas se mantuvo hasta inicios del siglo XX, siendo ahora un monumento protegido por el Gobierno de Flandes y espacio de exhibiciones y leyendas. El molino puede visitarse todos los domingos de 10 a 12 de la mañana.
También encontramos el museo de Damme o Uilenspiegelmuseum en el mismo edificio de la Oficina de Turismo. El nombre del museo se debe a la leyenda de Till Eulenspiegel, quien, según el escritor belga Charles de Coster, nació en Damme en el siglo XVI para convertirse en un combatiente por la libertad de su tierra de la dominación española. El museo nos adentra en la historia de esta población así como la evolución de Till Uilenspiegel en la literatura alemana y belga. El precio por persona es de 2.50€.
Por último, cabe destacar los restos que se conservan de la Iglesia de Nuestra Señora, con una majestuosa y esbelta torre que penetra en el cielo y divisa cada nuevo visitante, cada habitante de Damme desde 1225. Actualmente y tras los vaivenes del tiempo, a diferencia de la nave central que se encuentra en estado ruinoso, podemos contemplar una galería trifora inspirada en la catedral de Tournai. Las vistas desde la torre son cuando menos completas, observando un paisaje tanto urbano como rural.
¿Cómo llegar?
Desde Brujas, la línea 43 dirección Damme – Oostkerke