En esta serie de 4 posts os voy a descubrir la maravillosa ciudad que es Bruselas. Y es que organicé un viaje solo, esa situación en la que te encuentras cuando ya tus amigos de Erasmus se han vuelto a casa por Navidad y tú te quedas apurando en Lovaina hasta Nochebuena. Creo que lo que priorizo ahora en mi vida son las relaciones sociales, así que no me malinterpretéis cuando leáis la siguiente oración. Viajar solo de vez en cuando mola mucho. Y es que vas a tu bola, organizas por completo tu día: lo que quieres visitar y cómo. Además, en mi caso, soy de esas personas que en un viaje de un día no quiere comodidad, lo único importante es disfrutar la ciudad al cien por cien, de su oferta cultural, de sus rincones; comer es un mero trámite de diez minutos. Veis, creo que ahora me entendéis mejor.
Creo que este día en Bruselas ha sido de los días más bonitos de este primer cuatrimestre en Bélgica. Fue un día especial, quizás porque no establecí altas expectativas. Pero la ciudad y el transcurso del día me sorprendió y para bien. Así que os voy a narrar mi navideño día en la capital, para que os deis cuenta de lo afortunados que somos en Lovaina de tener tan cerca Bruselas, con la gran cantidad de oportunidades que ofrece.
Lo primero, levantarte por la mañana, ir a la estación de Lovaina, coger el pase de tren de fin de semana y en 25 minutitos llegar a la estación central de Bruselas. Al llegar, esa bonita sensación de pisar por primera vez una capital europea. Después, como no, caminar hacia el centro de la ciudad. Y por una calle acabas llegando a la famosa Grand Place. Y por famosa que sea, creo que uno no está preparado para admirar la grandiosidad de su belleza. Impactante ver esta enorme plaza, rodeada de impresionantes edificios, con un enorme árbol de Navidad en su zona central, en una agradable mañana soleada. Por supuesto, ahí me quedé un rato, simplemente contemplándola, disfrutando del momento.
En ese momento cogí el móvil para buscar un lugar que quería ver sí o sí: la Boutique Tintin. Y vaya, estaba justo en una de las calles que salen de la Grand Place. Allí pasé entretenido unos cuantos minutos, y es que esa tienda, que más bien parece un humilde museo, trajo a mi consciencia hermosos recuerdos de la infancia. Pues Tintín era, sin ninguna duda, mi personaje de cómics favorito y vivía, casi con la misma intensidad que Tintín vivía sus aventuras, la lectura de los diferentes tomos. Salí de allí tan contento con mi bolsita con una figurita, una baraja y una postal de recuerdo.
Siguiente paso: el Manneken Pis. Porque si vas a Bruselas, no me preguntéis porqué, hay que verlo. Cumplió absolutamente mis expectativas: una fuente con un niño haciendo pis rodeado de turistas haciendo fotos sin respetar la ya tan degenerada privacidad del más famoso chavalín de la capital. Aún con esas, el chorro no paraba, creo que tras tantos años el concepto “timidez” no ha vuelto a aparecer por su metálica cabeza. Esta estatuilla lleva ahí desde 1619 y es una copia de la original de 1388, que fue robada por un ex convicto. Múltiples leyendas circulan alrededor de esta figura, pero nunca le han dejado de cambiar a lo largo del año sus famosos trajecitos. Por supuesto, los habitantes de esta viva capital no han dudado dejarle guapete para estas fechas tan navideñas.
Y desde allí rumbo a los museos. Pero por el camino no dejé de encontrarme destacables lugares. Primero piezas de arte urbano de lo más originales: Tintín, Milú y el capitán Haddock bajando por las escaleras del edificio o el Manneken “Peace”.
¿Queréis descubrir como continuó este viaje y tener nuevas ideas de cosas que hacer en Bruselas en un día? Leed el segundo post de esta serie 😉
Soy Víctor Labián Carro y a partir de mediados de septiembre estaré 10 meses viviendo en Lovaina y estudiando en KU Leuven. Estoy seguro de que será una experiencia única en la vida, de esas en las que te gustaría recoger tus vivencias en un librito de viajes, en el que el que colocas con mimo esas fotos de lugares, comidas, amigos… Pero ¿por qué no aportar a ese libro un valor adicional y que no sea únicamente una fuente de nostalgia que intensifique nuestros recuerdos? ¿Y si es de utilidad compartir esas experiencias con futuros estudiantes Erasmus de Lovaina? Pues sí, lo es y mucho, porque he de reconocer que todos los consejos, opiniones y vivencias de estudiantes en Lovaina me han ayudado en gran medida a planificar este viaje, o, al menos, esas cosas que puedes tratar de planificar en una aventura tan mágica por desconocida e impredecible. Ya no utilizamos plumas ni pegamos fotos con pegamento, pero sí que subimos a internet fotos y videos y escribimos en blogs. Es ahí donde aparece la iniciativa de ser Corresponsal Erasmus en Flandes, donde encuentro la forma de compartir ese libro aún por escribir o, mejor dicho, de aportar algo de valor a ese libro que entre todos estamos escribiendo.