Aquí os traigo el segundo de la serie de 4 posts sobre mi viaje desde Lovaina a Bruselas por un solo día, en el que encontraréis un montón de planes que hacer en la tan diversa capital belga.
Tras ver el Manneken Pis llegué al Mont des Arts, probablemente el mejor mirador de la ciudad, que fue creado en 1910 con motivo de la exposición universal celebrada en la ciudad. Al frente de la plaza la estatua del rey Alberto I, mostrando fortaleza. Detrás, unos bellos jardines. A lo alto, el mirador. Al lado, la Biblioteca Real de Bélgica. Desde el mirador podemos ver la perfección en la orientación de estos jardines: el centro del mirador se encuentra en el centro del jardín, perfectamente alineado con la estatua y, lo que es más importante, con la alta y hermosa torre que antes vislumbré en la Grand Place. Una proeza de la simetría (quizás como forma de compensar la ausencia de la misma en la Grand Place, anécdota que más adelante os contaré).
Seguí caminando y me encontré con ese peculiar edificio con esas enormes letras en las que se puede leer “Old England”. Y es que esta muestra arquitectónica de art nouveau, que en su origen fue un almacén, es ahora es Museo de Instrumentos Musicales de Bélgica, con una colección de más de 1200 instrumentos musicales.
Y llego al fin a mi tan esperado destino, la Place Royale de Bruselas. Allí la Iglesia de Santiago, en la considerada colina de Coudenberg adquiere el protagonismo en la plaza. Iglesia de estilo neoclásico, que he de decir que en su momento ni me parecía una iglesia sino más bien un edificio institucional. Pero diréis, ¿por qué era este tu esperado destino? Pues porque en la Place Royale se encuentran también el Museo Magritte y los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica.
Y en primer lugar me dirigí al Museo Magritte, un museo que realmente estaba esperando visitar. Por 5 euros pude adquirir entradas para 3 museos por ser estudiante: el Magritte, el Fin de Siécle y el Old Masters. Estos dos últimos son también parte de los Museos Reales de Bellas Artes, y los tres están internamente conectados. Disfruté de unas dos horas de visita a esta increíble exposición del artista surrealista René Magritte. Una excepcional colección con 4 plantas llenas de obras, ordenadas cronológicamente, en las que me vi maravillado por su magnífica originalidad y creatividad, de las cuáles traté de encontrar un significado sin lograrlo y de las que incluso disfruté de ese peculiar e irónico humor. En definitiva, disfruté muchísimo, superó mis expectativas. Pasé por la original tienda del museo y cogí dos postales de dos de mis obras favoritas tras la visita, así podré recordarlas y reflexionar sobre ellas en cualquier momento.
Era sábado, los museos cerraban a las 6 de la tarde y todavía quería ver los otros dos magníficos museos, así que no tenía tiempo que perder. Cogí el móvil y consulté dónde se encontraba la fritería más cercana. Por el camino fui encontrando algunos memorables lugares. Caminando me topé con la iglesia de Notre Dame du Sablon, una bella iglesia gótica de estilo de Brabante cuyos orígenes datan del siglo XV y que es considerada una de las muestras de estilo gótico más bonitas del país. Un mercadillo de artesanía se encontraba frente a la iglesia.
Seguí caminando hacia mi destino y, sin buscarlo, volví a encontrarme con otro hermoso edificio eclesiástico. Era la Iglesia de Notre Dame de la Chapelle, también de gótico brabantino. Y allí estaba la fritería, con el “original” nombre de Friture de la Chapelle. Una hamburguesa, unas ricas patatas fritas belgas, un banquito, las vistas de la iglesia, un humilde mercado de Navidad y un concierto al aire libre de un grupo que tocaba con instrumentos de viento canciones de lo más conocidas de diferentes épocas. Quizás lo común es ir a un restaurante, estar allí un largo rato, sin prisas. Pero no era el momento, comí en 15 minutos disfrutando de un especial lugar en las calles de Bruselas y volví a caminar hacia los museos. Porque al final visitar un lugar es también disfrutar de sus estampas más humanas, más sociales, de sus calles, sus lugares, su atmósfera. Para mí viajar significa eso, tratar de ser uno más en el lugar.
¿Queréis descubrir como continuó este viaje y tener nuevas ideas de cosas que hacer en Bruselas en un día? Leed el tercer post de esta serie de 4 posts 😉
Soy Víctor Labián Carro y a partir de mediados de septiembre estaré 10 meses viviendo en Lovaina y estudiando en KU Leuven. Estoy seguro de que será una experiencia única en la vida, de esas en las que te gustaría recoger tus vivencias en un librito de viajes, en el que el que colocas con mimo esas fotos de lugares, comidas, amigos… Pero ¿por qué no aportar a ese libro un valor adicional y que no sea únicamente una fuente de nostalgia que intensifique nuestros recuerdos? ¿Y si es de utilidad compartir esas experiencias con futuros estudiantes Erasmus de Lovaina? Pues sí, lo es y mucho, porque he de reconocer que todos los consejos, opiniones y vivencias de estudiantes en Lovaina me han ayudado en gran medida a planificar este viaje, o, al menos, esas cosas que puedes tratar de planificar en una aventura tan mágica por desconocida e impredecible. Ya no utilizamos plumas ni pegamos fotos con pegamento, pero sí que subimos a internet fotos y videos y escribimos en blogs. Es ahí donde aparece la iniciativa de ser Corresponsal Erasmus en Flandes, donde encuentro la forma de compartir ese libro aún por escribir o, mejor dicho, de aportar algo de valor a ese libro que entre todos estamos escribiendo.