Este es el tercer post de la serie de 4 posts sobre mi viaje desde Lovaina a Bruselas por un solo día, en el que os quiero mostrar la gran oferta cultural de la capital de Bélgica.
Continué visitando el museo Fin de Siécle, museo dedicado a obras de 1900s. Un cambio de siglo, el Art Nouveau, una nueva perspectiva, un viaje hacia lo incierto. Obras entre los años 1868 y 1914. Artistas como Van Gogh, Paul Gauguin, James Ensor, Van Rysselberghe, Constantin Meunier, Alphonse Mucha, Fernand Knopff o Pierre Bonnard. Una exquisita selección de obras de las más importantes figuras del cambio artístico y social en la entrada al nuevo siglo. Un museo más desconocido quizás pero especialmente interesante para comprender un poco mejor uno de los periodos más importantes de nuestra historia reciente.
Tras ello, acabé mi etapa diaria de museos en el Old Masters. Pero antes de entrar vi una preciosa obra de la artista japonesa Chiharu Shiota. El nombre de la obra es Me somewhere else, que podríamos traducirlo como “Yo, en algún otro lugar”. Esta obra realizada con materiales textiles, de indudable belleza, como podéis observar en la fotografía, es especialmente simbólica y expresiva. Esta artista fue diagnosticada con cáncer y ello le permitió reflexionar sobre la vida y la muerte. Al principio tenía la convicción de que la muerte supondría la total desaparición, pero después llegó a una conclusión bastante diferente: el cuerpo desaparecerá, pero el alma seguirá viva en algún otro lugar. La artista dice que su única forma de expresar estas sensaciones es en forma de arte, de ahí el nombre y la fuerza del significado de esta hermosa obra.
Entré finalmente al museo Old Masters. Una muy extensa colección de los más importantes maestros entre los siglos XV y XVIII. Os advierto, engaña ver en el plano que el museo tiene solo una planta, es enorme. El museo es una delicia y uno se siente afortunado de poder ver tan de cerca obras de Van der Weyden, el Bosco, Pieter I Bruegel, Rubens, Rembrandt, entre muchos otros. Sobran las palabras ante los nombres de los mencionados maestros. Como curiosa anécdota, cerca del cierre del museo estuve solo, absolutamente solo, en una enorme sala rodeada de cuadros de Rubens de grandes dimensiones. La sensación era tremenda, mágica, estar en el centro de esa sala y mirar a tu alrededor impactaba. Solitario, con la única compañía del arte del Maestro. Otra especial experiencia que Bruselas me regaló.
Salí del museo y, ya caída la noche, me acerqué a ver el Palacio Real de Bruselas. Un enorme palacio neoclasicista construido en 1826, sede de la monarquía belga, perfectamente iluminado, ondeando orgulloso la bandera nacional, con un enorme árbol de Navidad a la entrada. Volví a bajar hacia el Mont des Arts, donde pude disfrutar de bonitas vistas de la cuidad en la noche y donde además visité una curiosa instalación de luces que fue instalada con motivo de las celebraciones navideñas y en la que todos los viandantes aprovechamos para hacernos fotos por su originalidad.
Volví al centro de la ciudad, lleno de gente, inundado de ese sentimiento navideño. Un precioso mercadillo de navidad frente al edificio de la bolsa de Bruselas. Tras ello me dirigí de nuevo a la Grand Place, pues yo siempre creo que los lugares más espectaculares hay que verlos dos veces, de día y de noche, pues tienen una esencia completamente diferente. Y al llegar, me sorprendió un impresionante espectáculo de luces y música. El sonido y la iluminación, perfectamente coordinados y sincronizados con la arquitectura de la plaza. La navidad como protagonista, el enorme árbol navideño brillando en medio de la plaza. Mágico.
¿Queréis leer cómo acabó el día y un montón de curiosidades? Leed el cuarto y último post de esta serie 🙂
Soy Víctor Labián Carro y a partir de mediados de septiembre estaré 10 meses viviendo en Lovaina y estudiando en KU Leuven. Estoy seguro de que será una experiencia única en la vida, de esas en las que te gustaría recoger tus vivencias en un librito de viajes, en el que el que colocas con mimo esas fotos de lugares, comidas, amigos… Pero ¿por qué no aportar a ese libro un valor adicional y que no sea únicamente una fuente de nostalgia que intensifique nuestros recuerdos? ¿Y si es de utilidad compartir esas experiencias con futuros estudiantes Erasmus de Lovaina? Pues sí, lo es y mucho, porque he de reconocer que todos los consejos, opiniones y vivencias de estudiantes en Lovaina me han ayudado en gran medida a planificar este viaje, o, al menos, esas cosas que puedes tratar de planificar en una aventura tan mágica por desconocida e impredecible. Ya no utilizamos plumas ni pegamos fotos con pegamento, pero sí que subimos a internet fotos y videos y escribimos en blogs. Es ahí donde aparece la iniciativa de ser Corresponsal Erasmus en Flandes, donde encuentro la forma de compartir ese libro aún por escribir o, mejor dicho, de aportar algo de valor a ese libro que entre todos estamos escribiendo.