Amberes es una de las ciudades más importantes de Bélgica, la segunda más poblada, con más de 500.000 habitantes, famosa por su mercado de diamantes (es conocida como la “Capital Mundial de los Diamantes”), por su puerto (el segundo mayor de Europa), por ser la ciudad donde vivió Rubens y por la moda (cuna de los conocidos como los “Seis de Amberes”, seis diseñadores que poseen en la actualidad tiendas por todo el mundo). Una visita a esta gran ciudad es casi imprescindible.
Eso es lo que hice hace poco. Aprovechando que en Flandes todo está muy cerca en tren me planté allá a disfrutar de un día por esta ciudad. Lo primero que me llamó la atención nada más llegar fue sin duda su Estación Central de trenes, construida a finales del siglo XIX y uno de los ejemplos de arquitectura ferroviaria más bonitos del mundo, con su cúpula de 44 metros de altura (en 2009 la revista “Newsweek” la consideró la cuarta estación más bella del mundo).
Después paseé por sus amplias avenidas comerciales que hacen honor a su fama de ciudad de la moda, llenas de tiendas magníficas que ocupan edificios enteros. Allí podías encontrar las marcas más conocidas, las que te encuentras también por España, y muchas otras más. La verdad es que era impresionante. Después me acerqué al centro, aprovechando que además habían colocado ya el Mercado de Navidad, y recorrí sus calles más antiguas y sus plazas (la Grote Markt y la Groenplaats), todo adornado ya para la navidad. En el centro de su casco antiguo se encuentra la extraordinaria Catedral gótica de “Nuestra Señora“, que comenzó a erigirse en el siglo XIV y se prolongó su construcción durante dos siglos y en la que se encuentran varias obras de Rubens, el Ayuntamiento, híbrido arquitectónico del renacimiento flamenco e italiano, y la famosa Iglesia de Santiago, pues Amberes es una de las etapas más importantes del Camino de Santiago que parte desde los Países Bajos.
Paseando de puesto en puesto del Mercado Navideño llegué hasta el Escalda, el gran río que atraviesa la ciudad. Junto a él puedes dar un largo paseo y más allá se encuentra el enorme puerto de la ciudad. El río Escalda es suficientemente grande para permitir la navegación de buques de gran calado, lo que ha facilitado históricamente el uso de su puerto y ha dado a la ciudad grandes oportunidades de florecimiento económico.
Otra parte importante de Amberes es su barrio de los diamantes, en torno a la Estación Central. En él la importante comunidad judía ha creado el lugar de producción de diamantes más importante del mundo (concentrando el 85% de la producción mundial de diamantes y 1.500 empresas, 350 talleres y varias escuelas ligadas al arte de pulir diamantes) También cuenta la ciudad con varios museos importantes, como el Museo de los Diamantes, la Casa Museo de Rubens, el Museo de Bellas Artes (aunque está cerrado hasta 2018) y muchos otros. Sin duda merece también una visita el Castillo de Amberes (o “Het Steen”, “La Piedra”, como lo bautizó el Emperador Carlos V) Como curiosidad contaré que junto a él existe una escultura que representa al gigante Antigón, pues cuenta la leyenda que antiguamente vivía aquí un gigante que aterrorizaba a todo el mundo que vivía cerca, y cobraba peaje a todas las embarcaciones que pasaban por el río Escalda, y si éstas no le pagaban él le cortaba la mano a su capitán. Hasta que un día el héroe Brabo lo venció, le cortó la mano y la lanzó al río, y de ahí nació el nombre neerlandés de la ciudad: Antwerpen (“Ant”: mano; “Werpen”: lanzar) Por cierto que este héroe también tiene su estatua en el Grote Markt.
En definitiva me gustó mucho esta gran ciudad. Bastante más grande que otras como Brujas, Gante o Lovaina, da la impresión de ser una ciudad moderna, cosmopolita y comercial, donde te puedes encontrar gente y lugares de lo más variados.