El cómic es el objeto editorial por excelencia en Bruselas y en Bélgica. Los cómics, bandes dessinées o tebeos son objeto de culto oficial y por las calles de la ciudad abundan las librerías dedicadas al cómic; así como referencias en publicidad, placas de calle o murales en las medianeras. Podríamos decir por lo tanto que el cómic es un símbolo más en la construcción de la identidad belga y, parcialmente, un atractivo turístico que proyectar al exterior.
Desde hace décadas, en paralelo a la cultura del “cómic oficial”, se está gestando una cultura alternativa de publicación editorial: la llamada auto-edición. Es una practica basada en producir independientemente (a editoriales, correctores, diseñadores, etc) material gráfico y distribuir su contenido por canales alternativos de difusión. El contenido publicado puede ser diverso: desde libros a calendarios, novelas gráficas, o cualquier otro material gráfico expandido pasando por el libro de artista o la obra de arte múltiple.
Aunque trabajar de forma autónoma puede suponer precariedad económica e inestabilidad laboral, la autoedición permite llevar a cabo proyectos personales donde no se pierde la libertad de expresión, autenticidad, experimentación y el sentido crítico. El peso de la comunicación de guerrilla no está en su finalidad lucrativa sino en vocación cultural (de la cultura con “c” minúscula) Se podría decir que la publicación experimental vendría a ser un mercado cultural de proximidad.
A todo esto, en Bruselas periódicamente se celebran diversos festivales de autoedición, como la feria Artist Print IV que se celebró el fin de semana pasado y a la que pude asistir. Si os encontráis eventos de este tipo por Bruselas, no os los podéis perder!