Debo confesaros que soy una amante de los animales de todos los colores y tamaños, pero no se mucho sobre el mundo marítimo. Es por ello que cuando descubrí que existía un acuario en la ciudad de Bruselas decidí que tendría que ir a visitarlo (Y de paso, culturalizarme un poco, que nunca viene mal.)
Para todos aquellos que conocéis la Basílica de Koekelberg, este acuario se encuentra a pocos minutos. La entrada es pequeñita, y ciertamente no nos hace pensar que sea un sitio muy grande.
La visita incluye una audioguía, imprescindible para que podamos disfrutar de una explicación de lo que estamos viendo sin tener que dejar de prestarle atención a estos simpáticos peces.
Cuando entramos a las peceras su magnitud nos sorprende…¡Lo que parecía un lugar pequeño resultó ser unos 1.200 m² de instalaciones!
En este acuario no solamente nos encontramos con especies autóctonas, si no que hace un gran recorrido por el globo terráqueo y nos explica las costumbres, características y cualidades de los diferentes peces y sus entornos.
La verdad es que al salir me encontraba muy sorprendida, nunca hubiera podido imaginar que tanta diversidad se podría encontrar debajo del agua y eso me abrió los ojos sobre la grandeza de la tierra.
Definitivamente vale la pena aprender un poco más sobre estos pequeños seres ¡Entusiastas animales, es nuestro momento!
¿Dónde? Avenue Emile Bossaert 27, 1081 Koekelberg
¿Cuándo? De miércoles a domingo.
¿A qué hora? Desde las 10.00hrs hasta las 17.00hrs.
Me llamo Guadalupe y aunque nací en Buenos Aires (Argentina) he estado viviendo la mayor parte de mi vida en España (Concretamente en Cataluña y Andalucía). Estudio Publicidad y RRPP y mi debilidad es la creación de contenido audiovisual, eso quiere decir que llevo mi cámara a todos los sitios y tengo una obsesión por documentar mi pequeño paso por la tierra.
Hace un año justo decidí echar la beca para venirme a estudiar en Bruselas y un año después me encuentro aquí, en el centro de la capital europea con miles de historias y experiencias que he vivido en mi primer semestre.
En resumen podría decir que mi primer semestre en Bruselas estuvo repletísimo de emociones; Al principio, me resultó un poco duro alejarme de todo aquello que conocía y había aprendido a querer en España, pero poco a poco Bruselas y su gente me enseñaron que esta ciudad tiene mil y un rincones que hacen que sea imposible aburrirse y hoy en día resulta imposible despegarme de este rincón de Europa al que puedo llamar con orgullo ‘hogar’.