¡Hey! La semana pasada fue el Día de Todos los Santos (1 de noviembre), fiesta tradicional católica dedicada al recuerdo de todos los difuntos. Bélgica es un país secular y su constitución proclama la libertad religiosa. No obstante, la monarquía belga es tradicionalmente católica. Así pues, la mayoría de su población es católica y celebra este día que honra a todos los difuntos. Una forma especial de celebrarlo y a la vez reflexionar sobre la memoria histórica es acudir a cementerios de los Campos de Flandes, donde se ubican los mayores monumentos a los soldados de la I Guerra Mundial. Por ello, hoy os hablaré sobre el Antiguo Cementerio de Hasselt (Oud Kerkhof de Hasselt).
Durante la Primera Guerra Mundial, que duró cuatro años, cientos de miles de soldados lucharon y murieron en los campos de Flandes, en Bélgica. Por eso, muchos de estos hombres belgas aún descansan en Flandes. Se les recuerda en monumentos y cementerios como el Antiguo Cementerio de Hasselt.
El Oud Kerkhof de Hasselt es un monumento protegido desde 2004. Se construyó en el siglo XIX y principios del XX. Ya no se utiliza, se mantiene como un lugar histórico. Este antiguo cementerio es conocido por la gente de Hasselt como «el pequeño cementerio de Père-Lachaise». Recibe este nombre por su comparación con la gran obra arquitéctonica del cementerio más grande de París.
Pasear por este cementerio recuerda las tragedias de la historia de la humanidad, pero también hace pensar en la serenidad y la paz del descanso. Los griegos pensaban que los dioses tejían las desgracias humanas para que sirvieran de entretenimiento. Sea cierto o no, lo que no se puede negar es que los humanos aprendemos de nuestra propia violencia y construimos memoria pública para que no se repitan estos capítulos, en los que miles de personas rinden, sin mérito ni culpa, tributo al horror.
Es sorprendente cómo los árboles del antiguo cementerio de Hasselt no sólo aportan belleza estética, sino que también encarnan símbolos y significados que enriquecen la experiencia de visitar estos lugares. En el Día de Todos los Santos, estos árboles nos invitan a reflexionar sobre la vida y la muerte, y a encontrar consuelo en la continuidad y la belleza de la naturaleza, incluso en momentos de luto y tristeza.
Si nos fijamos en el tipo de árbol que acompaña el descanso de los seres queridos de los vecinos de Hasselt, encontraremos sauces llorones, álamos o robles. El simbolismo de los sauces y los álamos convierte a estos árboles en la arquitectura majestuosa del lugar. Por un lado, las largas y caídas ramas del sauce, que parecen llorar, le dan un aspecto melancólico y reflexivo, lo que lo convierte en un símbolo apropiado del luto y la tristeza. Por otro lado, el álamo es un árbol elegante, conocido por el temblor de sus hojas al menor soplo de viento. Esta característica se asocia, por tanto, con la naturaleza efímera de la vida y la muerte.
Al mismo tiempo, la vitalidad de la vegetación anima a seguir adelante, a vivir la vida con entusiasmo, y crea un espacio reconfortante. Me recordó a este dicho popular: «Los poetas nos han llamado ‘llorones’, pero yo no tengo ni una hoja de tristeza».
Puedes visitar el Oud Kerkhof libremente todos los días entre las 10:00 y las 16:00 horas. En la capilla que hay en el centro del cementerio encontrarás más información sobre la historia y la arquitectura de este lugar.
¡Nos leemos pronto!
Erasmus en Hasselt.
Tengo 20 años y actualmente estoy estudiando el Grado de Periodismo en la Universitat de València. Realizo mi Erasmus en Hasselt, en la Hogeschool PXL University of Applied Sciences and Arts, únicamente durante el 1r cuatrimestre. En el blog escribo sobre la temática de Productos Belgas, especialmente sobre su gastronomía.
En cuanto a mi perfil, disfruto al hablar con las personas, especialmente el escuchar con interés y poder conocer sus historias. También me gusta la música rock.