Puede parecer una visita no demasiado agradable, pero los cementerios son de los lugares más auténticos para descubrir o aprender más de la sociología de una ciudad, o de un país. Así que cogí el abrigo y me dispuse a acercarme al Campo Santo gantés, que se encuentra muy cerca de la estación de Dampoort.
Al final de la Visitatiestraat encontramos una pequeña plaza con dos monumentos: la Iglesia de San Amadeo, así como un palacete neogótico situado justo tras la estatua a la victoria, en memoria de los caídos belgas en la Primera Guerra Mundial.
Entrando ya en el propio cementerio, la primera impresión es cautivadora: el cementerio está ubicado sobre una colina, de forma que una iglesia corona todo el recinto, y los senderos y las escaleras se suceden una tras otra. El musgo y el verdín cubren las lápidas más antiguas, lo que, junto a la niebla de este día de enero, hacen parecer al cementerio el lugar idóneo para ambientar una película.
Pero no necesariamente de miedo. Ya os he dicho que estos lugares es donde auténticamente se puede ver la esencia de un pueblo o una ciudad, por lo que os voy a comentar algunos de los aspectos que más me han llamado la atención. El primero es que el cementerio está siendo renovado, parece mentira, pero a cada sitio que voy me encuentro una reforma o mejora, es impresionante como esta ciudad no para de intentar avanzar y mejorar lo que ya tiene.
En segundo lugar, hay gran cantidad de tumbas, la mayoría de las más antiguas, que están escritas en francés. Esto se debe a dos cosas, principalmente a la importancia del francés en la burguesía flamenca y belga en el siglo XIX. De hecho, a pesar de ser Flandes una zona de habla neerlandesa, la influencia del francés era tal, que hasta 1969 no se publicó la primera Constitución belga escrita en este idioma. Por tanto, no es de extrañar que los suntuosos mausoleos de la burguesía estuviesen todos escritos en este idioma.
Finalmente, y como todo cementerio de una ciudad importante, me ha llamado la atención los monumentos y mausoleos de algunos personajes más famosos, conocidos o importantes del Gante de la época. En especial de músicos que llegaron a ser reconocidos en los escenarios de Nueva York o Londres. Así, me encontré con multitud de pequeñas obras de arte repartidas por todo el cementerio, algunas de las cuales os dejo aquí:
Como no podía ser de otra manera, el Campo Santo de Gante es un lugar que recoge la belleza propia del invierno en esta ciudad, tranquilo, apacible, pero lleno de arte.
Nos leemos.