Llevando la ciudad de Brujas semejante nombre por bandera, antes o después teníamos que encontrar un bosque encantado que le diera sentido a todo. Así fue como, sin darnos cuenta, nos encontramos cara a cara con la bruja, del bosque de Brujas.
Un día cualquiera…
Íbamos paseando por el canal siguiendo a los barcos que navegan en dirección a Gante, cuando a nuestra derecha encontramos una pequeña valla de madera que parecida la entrada a un bosque. El camino apenas se diferenciaba pues la vegetación crecía sin control por todos los lados, era sin duda un bosque denso y salvaje. Pero algo nos invitó a seguir caminando sin rumbo.
Al rato de habernos adentrado tanto en la vegetación que habíamos perdido de vista el canal y los barcos nos encontramos de frente este gran árbol, en cuyo tronco se hallaba tallado el rostro de una mujer de largos cabellos y aura mística. La bautizamos cómo la Bruja de brujas y seguimos paseando.
Tallados en los árboles encontramos diferentes frases y poemas difíciles de descifrar, e adentrándonos lo suficiente descubrimos unas rocas situadas como en forma de círculo con una gran piedra en el centro, parecía que alguien las había colocado a posta pero pesaban muchísimo como para moverlas y parecían demasiado hundidas en la tierra, como si llevarán allí mucho tiempo.
El último sitio que pudimos visitar antes que la vegetación nos cortara el paso fueron unas antiguas vías de tren abandonadas y oxidadas, que daban a este bosque místico un toque tétrico. Sin embargo, todas estas sensaciones parecían inventadas por nuestra cabeza, cuando un día paseando con chicos de Brujas les invitamos a entrar. Se miraron entre ellos y dijeron, ahí no entramos que hay espíritus.
Nos contaron que a pesar del pequeño tamaño del bosque, eran muchas las leyendas de gente que se había perdido en su interior, niños que decían haber visto fantasmas, y perros que rehusaban pasear por sus senderos… A día de hoy nadie sabe porque, ni si son ciertas las historias, pero todos en Brujas respetan los misterios de este bosque encantado.
Mi nombre es Luna, tengo 20 años y vivo en Madrid. En general soy una apasionada de la vida, de los viajes, el arte, la música, el baile, el surf, el mar, la escalada… todo lo que suponga una aventura para mí siempre será un SÍ.
Este semestre mi aventura comienza fuerte: me he mudado a Brujas ¡La ciudad de ensueño! Y aunque apenas lleve aquí una semana, os puedo asegurar que así es. Todas las calles están bañadas de un aura especial, casi mágica.
Recuerdo una de las primeras noches aquí, entre las vacaciones y la lluvia las calles estaban vacías. Paseando a la luz de las farolas, sentí como si me transportara a otra era… Los suelos empedrados, el musgo creciendo por las paredes de una gran iglesia gótica, cuyas vidrieras relucían con luz propia. Todo parecía salido de un precioso y enigmático cuento medieval.