Probablemente si me dieran a escoger entre el oxígeno y el café escogería lo segundo.
Cuando me levanto por las mañanas, sin café no soy persona. Que tampoco me falte mi café de media mañana. Sin café después de la comida, no pinta bien la tarde. Y cuando está bien entrada la tarde, un café me ayuda a terminar el día de la mejor manera. Y es que, qué felices nos hace un buen café, ¿verdad?
No os mentiré, de alcohol no sé mucho (me podrían colar un whisky DYC por un Macallan de 20 años), pero sé distinguir cuando un café lo vale. Si me guardáis el secreto os voy a contar dónde tomar uno de los mejores cafés de Brujas.
La semana pasada, me acerqué hasta la estación de Brujas para coger un tren dirección Bruselas. Era primera hora de la mañana, el primer café del día ya había caído, pero un fuerte aroma de café me animo a entrar en una cálida cafetería. Se trataba de FlavouRRs, una empresa que ya cuenta con dos cafeterías en Brujas (una en la estación y otra en el centro de la ciudad). Si sois de los que les gusta el café intenso y bien tostado este es vuestro sitio. Y si como yo, sois intolerantes a la lactosa, allí os ofrecerán una gran cantidad de leches vegetales para acompañar vuestro café. Además del buen café, también podréis encontrar todo tipo de pasteles, sorbetes y batidos increíbles, los típicos gofres belgas y unas galletas caseras riquísimas.
Disfrutando de mi café dentro de aquél maravilloso local que desprendía buen rollo y un olor brutal por toda la estación, me dije que no tardaría nada en volver.
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.