Dulle Griet, que viene a significar algo así como “Margarita la Loca”, es un súper cañón medieval de hierro forjado que actualmente pesa unos 12250 kg (pues con el proceso de oxidación ha perdido 250 kg que pesaba de más antiguamente) que soporta proyectiles de hasta 295 kg.
Construído durante la primera mitad del siglo XV, fue encontrado por los ganteses cerca de Oudenaarde, quienes buscaban algún arma con la que defenderse de los españoles. Al parecer se lo había dejado el ejército de los Duques de Borgoña, y la razón era evidente, pues prácticamente era imposible de transportar.
Se dice que tan solo disparó una vez… y sin mucho éxito, ya que el proyectil cayó donde la pelota que está junto al cañón nos indica.
A pesar de la pérdida de peso que ha sufrido debido al desgaste de los años, se sigue conservando del mismo color rojo del que era al principio, aunque se ha colocado una tapa de plástico en el hueco del cañón para evitar que se convierta en un depósito de latas y botellas y también por la extraña razón de que había quien se metía ahí a dormir bajo el efecto de las cervezas.
Hoy en día lo encontramos en la plaza a la que da nombre, la Grootkanonplein, muy cerquita de la Vrijdagmarkt.
Soy Cristina López, estudiante de último año de psicología en Barcelona y ahora corresponsal de Gante, mi ciudad destino de Erasmus. ¿Mis primeras impresiones de Gante?
Han habido muchísimas cosas aquí que me han llamado la atención, como que en ocasiones un agua te salga más cara que una cerveza, que en las terrazas de algunos restaurantes te pongan mantas por si hace frío, que en todos los lavabos haya papel (incluso en los lavabos portátiles que ponen en los festivales), que a veces tengas que pagar para ir, que duerman con almohadas cuadradas, que sólo se den un beso en la mejilla al saludarse, o su predilección por el picante, ya sea poniéndose pimienta en la sopa o tabasco en los spaghetti.
Gante es una ciudad que combina tradición y progreso. Hoy en día es considerada una ciudad de estudiantes, hay alrededor de 45000, así que eso significa que, además de su belleza y su aire medieval con multitud de construcciones y calles que visitar y recorrer, es una ciudad joven y activa, constantemente en movimiento. Siempre encuentras algo que hacer, algún evento, festival o exposición que te pueda ser de interés.
A lo largo de mi actividad en este blog os iré mostrando todo lo interesante y curioso que viva durante mi estancia Erasmus, de momento espero que esta pequeña introducción os haya picado la curiosidad para seguir visitándonos y, quién sabe, ¡quizás veniros! Así que por si eso sucede, mi primer consejo es que os alquiléis una bicicleta, no es una ciudad muy grande y se puede recorrer a pie fácilmente, ¡pero no hay nada mejor que sentirse un auténtico belga! Y mi primera advertencia si vais en bici es que tengáis mucho cuidado con las vías del tranvía, ¡y más si llueve!