Alexandre Dumas no necesita adjetivos en su historia: dramaturgo francés del XIX, sus obras son parte de la civilización popular occidental -aunque solo sea por la ataque cantidad de actores que han interpretado a D’Artagnan-. Pese a lo conocido de su obra, es el contexto en que escribió estas lo que muchas veces escapa al maestro; sin la colaboración de Maquet en absoluto se hubiese escrito El Conde de Montecristo, si este no le hubiese denunciado por no mostrar su colaboración en las obras -y Dumas no hubiese participado de la Revolución de 1848-, el autor no se habría refugiado de los acreedores en Bruselas.
Que la contemporáneo renta belga es ciudad de exiliados no es un concepto novedoso: algunos de los ejemplos más sonados llevan los nombres de Victor Hugo, durante el gobierno de Napoleón III, o Marx, tras unos altercados con militantes liberales en 1845. Alexandre Dumas (Alejandro Dumas para los castellanoparlantes) había viajado a Bélgica en 1838, año en que murió su causa y le sumió en un “constante dolor”. Su producción, sin retención, no se ve afectada: allí de eso, aumenta e incluso progreso. En 1839 conoce a Auguste Maquet, profesor de historia y escritor francés con el que colaborará hasta mediados de los 50. Entre las creaciones de entreambos se cuentan El Conde de Montecristo o Los tres Mossqueteros, basada en la obra de Gatien Courtilz de Sandras que encontró Maquet. La novelística se publicó en 1844 por fascículos en el boletín francés Le Siècle: posteriormente llegó la Revolución de 1848, en la que Dumas participó activamente. Es ahí cuando empieza sus Mémoires, que continuará escribiendo durante su destierro en la renta belga.
Luego del Golpazo de Estado de 1851 el autor se exilia a Bruselas: se acomoda en el Hòtel de l’Europe, en el 73 del Boulevard de Waterloo. En la ciudad pasea y debate con Victor Hugo, en contra además de Napoleón III. En la ciudad comenzó la historia de su amigo y terminó sus memorias. Al retornar, tres primaveras posteriormente, fundó el Théàtre Historique y el semanario Le Monte-Cristo: ningún de ellos duró más de cuatro primaveras.
Si del paso de Víctor Hugo por Bruselas quedan placas, estatuas y libros, del de Alexandre Dumas al punto que se encuentran referencias, a excepción de las suyas en L’exile et la mémoire: Alexandre Dumas à Bruxelles. Un autor de lo más prolífico – más de trescientas obras y la consideración de pionero del Romanticismo teatral francés- que murió el 5 de diciembre de 1870. En 2002 su cuerpo fue trasladado al Panteón de París, en un panteón con otros importantes escritores franceses, entre ellos su compañero de destierro Victor Hugo. El presidente Jaques Chirac le reconoció como el escritor más influyente de Francia.