Cuando escogí Bruselas como destino Erasmus solo podía pensar en dos cosas: el frío y la lluvia. Pero al pasar todo el invierno aquí, he descubierto que el clima tampoco es tan malo como podría parecer…
Una compañera belga me dijo que hacía muchos años que ya no era habitual que nevase en Bruselas, cuando yo esperaba con ansia el poder tocar la nieve y disfrutar de ella. Pero efectivamente, esto no es así.
La visión que se tiene respecto al clima de Bélgica en general y de Bruselas en particular suele ser de mucho frío y mucha lluvia, y lo cierto es que esto no es del todo así.
He visto llover días contados y, aunque los había de mucho frío, había otros en los que el sol sorprendía saliendo por las mañanas en todo su esplendor.
Bien es cierto que las temperaturas por las noches suelen ser bastante heladoras pero tengo que decir que me ha sorprendido bastante la escasez de lluvia y el ni siquiera tenerme que haber comprado paraguas en un ciudad aparentemente tan lluviosa como Bruselas… ¡El tiempo está totalmente loco! O si no mirad las fotos de este post; ambas fueron tomadas en noviembre y diciembre respectivamente, y el sol es el protagonista en las dos!!
La ventaja que tiene esto es que respecto a España no he notado tanto cambio como esperaba y la adaptación a los fríos del norte de Europa no ha sido tan dura… ¡Otro punto positivo más para Bélgica!