Gracias a una de mis numerosas visitas, he vuelto a ir a De Wijers “la tierra de 1001 estanques”. Esta vez, mi amiga y yo hicimos el recorrido en bicicleta, y descubrimos un rincón majestuoso que funcionaba como descanso en mitad del recorrido.
En una de las rutas preparadas para hacer en bicicleta, en medio del frondoso bosque y cerca de un gran lago, encontramos una antigua casa reconstruida como mirador. Se trata una típica construcción flamenca del pasado en la que vivía una familia de 8 hijos, y con el paso del tiempo la cedieron para integrarla al paisaje y aumentar la calidad del turismo.
La remodelación solo ha conservado la estructura exterior. En el interior, de forma muy estética hay una escalera que lleva hacia un mirador. Desde que subes el primer peldaño vas sintiendo una sensación mágica hasta descubrir desde la altura todo el paisaje natural imponente. El mirador, formado por un sencillo balcón de vallas te acerca a las ramas de los árboles más altos y puedes ver con una perspectiva diferente el agua que te rodea.