En pleno centro de Lovaina, entre las calles Naamsestraat y Tiensestraat, se encuentra el parque de San Donato (Sint-Donatuspark), un rinconcito verde encantador algo escondido entre los edificios que lo rodean. Puedes pasear por las calles de alrededor sin darte cuenta de su existencia hasta que das con una de sus puertas y te decides a entrar…
Dentro te espera un parque de estilo inglés, con amplias zonas verdes, un estanque y algunos jardines. En esta época invernal está precioso cubierto de nieve y da gusto dar un paseo por él inmersa en el silencio, escuchando solo los crujidos de tus pasos por la nieve. Si ya me gustó antes, cuando lo conocí al poco de llegar, ahora con un gran manto blanco me parece mucho más fascinante.
Este parque fue construido en 1866, combinando las propiedades privadas del quemado Colegio de San Donato y de la Universidad, y remodelado entre 1993 y 1998. Hoy en día es propiedad del Ayuntamiento de Lovaina, está muy bien cuidado y es muy seguro y tranquilo. No en vano es uno de los lugares preferidos de los jóvenes de la ciudad, donde se reúnen en que salen unos rayos de sol, haciendo deporte, sentados por sus zonas verdes, leyendo, estudiando o simplemente de charla. Hay que tener en cuenta para visitarlo que siempre cierra por las noches.
Dentro de él se esconden varios tesoros que si no estás atento puede que pases por alto: uno de ellos son las ruinas de la antigua muralla de la ciudad, del siglo XII, de piedra arenisca y hierro, que son los restos arqueológicos más antiguos que se conservan en la ciudad y que situados en medio mismo del parque le dan una gracia particular. Rodeada por una valla de seguridad se pueden ver una torre y algunos fragmentos de muralla. Otros tesoros son algunas esculturas, entre las que destacan, por ejemplo, el “Kamerood 60”, del que os hablé en el especial sobre las esculturas de Lovaina, una figura que los jóvenes aprovechan siempre que pueden para “adornarla” con gorros, bufandas o guantes (como podréis ver en el video que tenéis a continuación). También hay una figura muy especial: el “Abraham”, una estatua que juega un papel muy importante en el folklore de Lovaina al formar parte del “Ritual de las quintas de Lovaina”, costumbre de la ciudad que merece ser contada: este ritual es un rito de paso en la vida de los hombres de Lovaina. Comienza al cumplir los 40 años, momento en que realizan un viaje social y filantrópico, y culmina a los 50 el día de San Abraham, con un ritual ante esta estatua del parque. Cada quinta escoge una bandera, una medalla y un uniforme distintivo y es apadrinada por alguien de una quinta 10 años mayor. En este ritual celebran la vida un decenio más, y la quinta formada no desaparece hasta el fallecimiento de su último miembro. Estas quintas adoptan valores de amistad, solidaridad, apertura y dedicación a la ciudad, dejando de lado todo lo referente a filiaciones políticas, religiosas o filosóficas. Lo único que se necesita para pertenecer a la quinta es ser hombre (aunque las mujeres poco a poco van participando cada vez más como madrinas y colaboradoras) y haber nacido en determinado año. Este ritual tiene hoy por hoy una gran importancia en la vida de la ciudad y ha sido declarado Patrimonio Inmaterial por la Unesco. Cuando investigué sobre este parque me encontré con esta historia de las quintas que me pareció fascinante y que sin duda os tenía que contar.
Así que ya veis que en Lovaina (como en la mayoría de sitios) hay lugares con tesoros escondidos y que hay que recorrer el mundo con los ojos y los oídos bien abiertos. Os recomiendo una visita a este parque para disfrutar de su atmósfera de tranquilidad, que contrasta con lo que se vive en el exterior. Aquí tenéis un video de él, para que lo disfrutéis…