La región de Flandes es mundialmente conocida por muchos factores característicos como su gastronomía, la belleza de sus ciudades o su estilo arquitectónico tan singular. Sin embargo, hay un objeto concreto, muy cotidiano y usado por personas en todo el planeta que, si le preguntas a alguien de Australia o de Canadá sobre él, sin duda alguna lo sabrá asociar con esta parte del mundo. Hablamos de la bici (de fiets), cuya centenaria tradición es motivo de orgullo para todos los flamencos. El ciclismo es el deporte nacional por excelencia, en ninguna parte del mundo se vive de la manera que se vive en Flandes. Y esto se traduce en historias, ciclistas y carreras que tienen una gran importancia y que sitúan a Flandes en el mapa del deporte mundial. En este post, daremos un repaso al ciclismo flamenco, hablaremos del Tour de Flandes como carrera flamenca más importante, así como de los míticos ciclistas que han forjado la historia y que han constituido este deporte como uno de los patrimonios más grandes e internacionales de la región Flamenca.
Para encontrar el origen de esta tradición, tenemos que remontarnos a finales del siglo XIX. Hablamos de una época en la que Flandes se encuentra bajo una gran crisis económica, y transportarse de un lugar a otro de la región se convierte en un privilegio al alcance de muy pocos, ya fuera a través de ferrocarril, de los primeros automóviles, coches de caballo, etc.
Es ahí cuando se empieza a popularizar el uso de la bici, un medio cómodo, relativamente seguro (aunque todavía no tenían los avances en seguridad que se conocen actualmente, evidentemente), mucho más barato que los otros medios de transporte de la época, y que permitía recorrer distancias más largas en mucho menos tiempo que caminando.
Como era de esperar, la explosión de la bici como medio de transporte cotidiano trajo consigo el desarrollo del ciclismo como disciplina deportiva. La primera carrera ciclista en suelo flamenco se organizó en Gante en 1868, y, con los años, se empezaron a organizar varias pruebas ciclistas en Flandes que han resistido al paso del tiempo y que, a día de hoy, se han constituido como símbolos identitarios de la región flamenca.
La historia a pedales: El museo del Tour de Flandes
El Tour de Flandes es la carrera ciclista flamenca por excelencia, la que más pasiones levanta en todo el mundo, y la que hace que se pare toda la región. La causa de esto la encontramos en un elemento muy singular que es difícil encontrar en otras partes del mundo: el pavés. Las carreras flamencas se caracterizan por incorporar tramos de pavés, algunos elevados, otros simplemente llanos, que generan un desafío para los ciclistas. Mientras que en otras partes del mundo las carreteras se han modernizado y asfaltado completamente, en Flandes estos tramos de adoquín se han mantenido a lo largo de los años a propósito (y con mucho orgullo) para así mantener la esencia de las míticas carreras ciclistas de la región.
Algunos de estas rampas adoquinadas se han impregnado de una épica y de una mística increíble gracias a las hazañas de muchos ciclistas que se han coronado en ellos. Entre estas colinas, destacan dos en concreto: el Oude Kwaremont y el Koppenberg.
Para conocer un poco más de la historia de este monumento del ciclismo, decidí visitar el centro del Tour de Flandes en Oudenaarde, cuyo museo hace un gran repaso al origen, a la historia y al desarrollo de De Ronde.
En la primera sala, podemos descubrir cómo surge la idea de organizar esta carrera. Nos remontamos a principios del siglo XX. En los últimos tiempos, varios periódicos habían pensado en organizar su propia carrera ciclista para así hacer publicidad de su diario y darse a conocer. Ya el Tour de Francia nació de una idea parecida en el año 1903, y el periódico deportivo Sportwereld decide organizar en 1913 una carrera conocida como De Ronde van Vlaanderen. Tras una segunda edición en el año 1914, la carrera no se disputaría durante varios años a causa de la Primera Guerra Mundial.
Otra de las salas está dedicada al recorrido de la prueba, que ha ido variando con el paso de los años. Hasta los años 70, el comienzo y el final de la prueba se encontraban en Gante o en algunos de los pueblos de sus alrededores, y la carrera solo se disputaba por territorios pertenecientes a la provincia de Flandes Oriental. En 1977 el punto de salida se traslada a la localidad de Sint-Niklaas, aunque el cambio más significativo llega en 1998.
Y es que los organizadores, conscientes de la importancia que la carrera había ganado para la región, decidieron mover la salida a la ciudad de Brujas, en Flandes Occidental, haciendo que la prueba pudiese ser disfrutada por todos los flamencos. En 2012, se elige la ciudad de Oudenaarde, donde hoy se encuentra el museo, como lugar de llegada. La salida, por su parte, ha ido variando más a lo largo de los últimos años, comenzando algunas ediciones recientes desde la ciudad de Amberes, consiguiendo que la carrera pase por tres de las cinco provincias flamencas.
Héroes sobre la bicicleta
El museo también rinde homenaje a todos los ciclistas que han marcado la historia del deporte recorriendo los caminos flamencos. Cada página del libro del ciclismo tiene un hueco especial para los ganadores del Tour de Flandes, aunque la epicidad de algunos va mucho más allá de lo deportivo.
Es el caso del primer ganador del Tour de Flandes, Paul Deman, cuya historia podemos conocer de una manera muy divertida e interactiva en el museo. La exposición nos ofrece una historia inmersiva con realidad virtual en la que nos subimos a la bici y nos metemos en la piel de este ciclista flamenco.
Coronado como ganador justo antes de la Primera Guerra Mundial, la invasión alemana a Bélgica le empujó a trabajar como espía llevando en bici información sobre las tropas enemigas desde diferentes puntos de Bélgica a la frontera con Países Bajos. Finalmente, fue capturado y condenado a morir fusilado, pero el fin de la guerra le salvó la vida, por lo que pudo volver a ser un deportista de éxito. En la experiencia del museo, tendremos que pedalear lo más rápido posible para librarnos de los soldados alemanes que nos disparan por detrás.
Otro de los flamencos más universales también tiene su reconocimiento en el museo. Hablamos de Eddy Merckx. El conocido como “mejor ciclista de la historia” resultó ganador de la prueba en dos ocasiones. La prueba femenina del Tour de Flandes comenzó a disputarse en el año 2004, y, como es debido, el museo también dedica una parte importante de la exposición a su historia, así como a algunas de las ciclistas más laureadas, como Lotte Kopecky o Annemiek van Vleuten.
En general, el ciclismo forma parte de la vida de los flamencos, y este museo lo refleja de una manera excepcional. A la extensa colección entre las que encontramos maillots y bicis originales de ganadores casi año por año, bidones firmados por los ciclistas más famosos, o vehículos usados por la organización a lo largo de las décadas, tenemos que sumarle mucha información sobre la prueba, historias curiosas, y actividades muy divertidas.
Al fin y al cabo, Flandes es una región esencial para los amantes del ciclismo a nivel mundial, con su gran número de preciosas rutas por descubrir. El propio centro es el punto de partida de algunas rutas en bici guiadas que permiten conocer algunos de los puntos más míticos del recorrido de la prueba flamenca. ¿A qué esperas para conocer esto de cerca? Podéis encontrar más información sobre el museo en este link.
¡Nos vamos viendo!
Jose
¡Qué ilusión me hace estar escribiendo por fin estas palabras! A partir de este mes de febrero empiezo como corresponsal de Erasmus en Flandes y tengo muchas ganas de enseñaros mi trabajo. Recoger el testigo de Yolanda en cuanto al tema de Patrimonio es todo un honor.
Antes de nada, me presento. Me llamo José Manuel Ortega y tengo 20 años. Nací en Granada, pero he vivido toda mi vida en La Línea de la Concepción, un pueblo de Cádiz. Estudio Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada y, actualmente, estoy realizando un intercambio Erasmus en Bruselas de curso completo.