Volvemos a Malinas, una de nuestras ciudades favoritas. Ésta, como Leuven, también tiene dos beaterios, además de unas cuantas cosas más, como veremos ahora.
Cerca del centro, yendo desde el Grote Markt por Sint Katelijnestraat, llegaremos al barrio de las beguinas, un precioso barrio con mucho que ofrecer, desde historia hasta una tranquilidad inusual incluso en esta pequeña ciudad. Vamos a visitarlo de norte a sur:
1. Refugio de la abadía de Tongerlo
Este refugio data del siglo XV, y alberga actualmente la Real Manufactura De Wit, un taller de confección y restauración de tapices mundialmente conocido, por su trabajo a mano, y a un sistema de limpieza patentado. Recibe encargos para restaurar obras de arte desde todo el mundo. Además se puede visitar su colección de tapices antiguos y modernos.
El pequeño beaterio de Malinas es otro de los mini-barrios dentro de otro barrio de las ciudades flamencas, con su característica paz y tranquilidad. Fue el primer beaterio de la ciudad, del siglo XIII, y más tarde, cuando se contruyó otro fuera de los muros de la ciudad, las beguinas más ancianas o impedidas siguieron viviendo en éste pequeño beaterio. En aquella época, tres grandes puertas de roble guardaban el interior del recinto, pero ya han desaparecido. Por otro lado, el resto del beaterio está muy bien restaurado, al recibir la calificación de lugar de revalorización prioritario de Flandes.
Esta iglesia está de camino, yendo desde el pequeño beaterio al grande. Es el punto central del barrio de las beguinas, alrededor de la cual se articulan varias calles importantes. Se puede visitar, pero no permiten hacer fotos dentro.
El otro de los dos beaterios de Malinas es conocido como Groot Beguijnhof, o gran beaterio, que fue construido en el siglo XVI, al ser destruido el beaterio que se construyó extramuros. Al volver al centro de la ciudad tras varios siglos, las beguinas habían crecido mucho en número e influencia, por lo que compraron edificios existentes y construyeron otros nuevos, con lo que el gran beaterio malinense tiene un carácter único y ecléctico, que no tiene ningún otro en Flandes.
Las casas que lo integran están habitadas, pero como los edificios están protegidos por ser Patrimonio Mundial de la UNESCO, los ocupantes no pueden alterarlos, conservando el estilo flamenco y su arquitectura.
Ambos beaterios tuvieron un papel fundamental en los comienzos de la próspera industria del encaje malinense, pues fueron las beguinas quienes, como medio de subsistencia, se hicieron expertas en su fabricación, a principios del siglo XVII.
Esta bonita iglesia del siglo XVII se inspira en los modelos italianos, teniendo una fachada barroca, ahora en restauración. Como ya hemos dicho, por el siglo XVII la producción de encaje estaba en auge, con lo que las beguinas de esa época tenían bastante dinero, con lo que pudieron contratar a varios arquitectos de renombre para construir su iglesia. De esta forma Pieter Huyssens hizo los planos, un bruselense la ejecución de estos, y otro la decoración interior.
Este paseo por el barrio de las beguinas es una opción genial para nuestra visita a Malinas, que además se puede complementar con otros lugares imprescindibles de la ciudad. No olvidéis de que tendremos más Malinas y viajes en… #ErasmusLovaina