Entevista con Luis Sagüés-Errandonea

¿Cómo surge la idea de escribir un libro sobre tu experiencia Erasmus?

Andaba con ganas de meterme en una novela, hasta entonces había escrito algo de  relato breve; buscaba un tema de fondo que fuera atractivo y original, además debía conocerlo bien. El Erasmus me servía al haber hecho uno en Bruselas y después un SICUE en Madrid, donde me junté también con ellos. Además, cuando viví en Las Palmas, involuntariamente me rodeé de esta “tribu urbana” otra vez. Cada año surge una hornada nueva de estudiantes Erasmus, por lo que habría un vivero constante de lectores.

Defines tu libro como “una novela donde no hay nada que realmente haya pasado pero todo podría haber sucedido”. ¿Cuánto hay de autobiográfico y cuánto de ficción en tu novela?

Lo poco que hay biográfico está muy bien mimetizado. Por otro lado es cierto que mucho puede estar basado en mi experiencia, que es la piedra angular digamos, pero está moldeada de tal forma que lo que queda finalmente en las páginas es algo distinto. Digamos que mi experiencia fue el mineral, el mármol sacado en bloque de la cantera, el libro es la escultura, lo que queda a la vista del lector. El campo de acción, los escenarios de la novela, el modo de vida Erasmus, lo cotidiano de la novela es real. Lo que es su desarrollo está sacado de mi imaginación, porque es esto lo que me gusta; inventar y crear, tener libertad para escribir sin estar limitado a la realidad de unos hechos.

¿A qué público va dirigida la novela?

Por el título puede parecer que va dirigido a los Erasmus, pero cualquier lector no muy exigente puede disfrutar con la lectura. En la contraportada se dice: “para que los que fueron Erasmus puedan recordarlo, para que los que no lo fueron puedan imaginarlo, para que los que vayan a serlo puedan soñarlo”. A día de hoy he recibido comentarios de personas de diferente edad, clase social, creencias, condición cultural… la clave es que es fácil de leer.

Irún, Berlín, Madrid, Bruselas, Lausanne, Las Palmas de Gran Canaria, Barcelona, Bilbao… Has vivido en muchas ciudades europeas. ¿Qué tiene Bruselas que no tengan las demás? ¿La recomiendas como destino Erasmus?

Evidentemente recomiendo sin dudar Bruselas para hacer un Erasmus, porque además del propio ambiente internacional del programa, se encuentra allí gente de todos los lados por las diferentes instituciones que tienen su sede. Además estarían los stagiaires, toda la gente que realiza las prácticas allí, un Erasmus en segundo grado, buscándolas con tiempo es posible encontrarlas. Tal vez lo que tiene Bruselas que no tienen las demás (esto solo es mi humilde punto de vista), es que para ser una capital, el ritmo de vida no es tan acelerado y se puede respirar tranquilad al mismo tiempo que tiene muchas actividades de todo tipo por hacer, con fantásticos rincones, parques, bares, calles… No estoy para nada de acuerdo con el que dice que es una ciudad aburrida y gris.

¿Qué es lo que más te gustó de Bélgica? ¿Y lo que menos?

Algo que me gustó fue el poder disfrutar de dos países en uno solo, por ser algo distintos Walonia y Flandes. Lo que no me gustó es que esto puede traer malentendidos políticos. Por ejemplo, sin tener ni idea de la “rivalidad”, nosotros en su día fuimos a ver la Flecha Walona con las banderitas que nos habían dado en el Tour de Flandes… Y aquello no podía ser; algunos nos pitaron, siempre en tono de broma, o al menos así nos lo tomamos nosotros.

Supongo que viajarías por la región de Flandes… ¿Con qué ciudad te quedas y por qué?

Es difícil elegir una, me gustó mucho Flandes, pero si tengo que hacerlo me quedo con Gante, es monumental dentro de la discreción. Y me gustaban mucho los reflejos de las casas de gremios, no recuerdo cómo se llamaban, en el canal que pasaba bajo ellas.

Muchas gracias, Luis. ¡Qué sigas teniendo mucho éxito con tu libro!

Muchas gracias a vosotros y a disfrutar de Bélgica.