Como ya os comenté el otro día la decisión de quedarme en Bélgica ha sido la mejor que podía tomar y no me arrepiento para nada, al contrario me ha hecho muy muy feliz.
La paz de mi jardín
Este tiempo ha estado haciendo un clima de locos, un sol radiante se despertaba cada mañana calentando las plantas de mi pequeño jardín, aprovechando esta situación nueva para mi en este país, no ha habido día que no haya sacado mi desayuno al jardín.
Desayunar mis favoritos huevos revueltos con el sol calentando mi piel y oyendo los pájaros de fondo era todo un regalo cada mañana. Algunos días, incluso saqué mi bikini del fondo de la maleta y me tumbé al sol en el césped y pasé así todooo el día absorbiendo la mayor cantidad de vitamina C posible.
Paseando por Brujas
Este fantástico clima nos ha permitido ir en bici a muchísimos lados, disfrutando de la brisa y sin llevar encima las mismas capas que una cebolla. Hemos paseado por las calles de Brujas, que por cierto, aun con las tiendas cerradas ver un lugar tan mágico, sin los cientos de turistas que pasan cada día, lo convierte aún más en una escena de un cuento.
Como si te estuvieras colando en una ciudad abandonada del S.XV. Me gusta pasear imaginándome eso, que está todo cerrado porque lleva así siglos y solo a los más afortunados se nos permite pasear por las desiertas calles.
Los preciosos alrededores
También hemos descubierto los alrededores de la ciudad que quizás jamás nos habríamos molestado en visitar. Tan solo con nuestras bicis hemos llegado hasta frondosos bosques cuyas ramas y hojas ocultaban en su interior castillos preciosos, lagos con peces y patos, laberintos, caminos de tierra, pequeñas cuevas.
Además camino de cada uno de estos lugares iba observando todas las casas, su arquitectura, como cada una de ellas era diferente y tenía su propio estilo, desde casas pequeñas adosadas unas a otras hasta casas enormes a las cuales solo podías acceder a través de un camino privado de casi un kilómetro de longitud y cuyas bellas fachadas debíamos observar desde la lejanía de la valla.
Mis casas favoritas son siempre las que están al borde del río, como las que encuentras en el camino de Brujas a Damme. Aunque visitando sitios como el Kasteel Tudor, Loppem, Blankenberge… También hemos disfrutado de vistas preciosas.
Ah y siempre nos cruzamos con algún animalito en el camino, mis favoritos sin duda son los caballos…
Mi nombre es Luna, tengo 20 años y vivo en Madrid. En general soy una apasionada de la vida, de los viajes, el arte, la música, el baile, el surf, el mar, la escalada… todo lo que suponga una aventura para mí siempre será un SÍ.
Este semestre mi aventura comienza fuerte: me he mudado a Brujas ¡La ciudad de ensueño! Y aunque apenas lleve aquí una semana, os puedo asegurar que así es. Todas las calles están bañadas de un aura especial, casi mágica.
Recuerdo una de las primeras noches aquí, entre las vacaciones y la lluvia las calles estaban vacías. Paseando a la luz de las farolas, sentí como si me transportara a otra era… Los suelos empedrados, el musgo creciendo por las paredes de una gran iglesia gótica, cuyas vidrieras relucían con luz propia. Todo parecía salido de un precioso y enigmático cuento medieval.