Dice mucho de una sociedad el cómo trata a los animales.
La sociedad flamenca, además posicionarse abiertamente a favor de la ideología animalista, incorpora pequeñas acciones a su día a día que lo reafirman.
Que me visitara mi “hermanito” Rocky hace unos días, fue de las mayores alegrías que me podían dar. Saber que juntos íbamos a explorar mi Bélgica me emocionaba aún más que un gofre belga. Así que, en cuanto llegó, nos pusimos manos a la obra y paseamos por cada uno de los canales de Brujas, tomamos mil fotos del casco antiguo de Gante, disfrutamos de un atardecer en Malinas e incluso nos fuimos de compras por Bruselas.
Evidentemente no hubiéramos podido caminar tanto sin reponer energía. Y es que os tengo que decir que a ambos nos encanta comer… Así que cada dos horitas parábamos a picotear algo por alguna calle o placita flamenca. Yo tomaba mi “Organgina” y a Rocky le ponían su agua. Y luego… Una cosa llevaba a la otra y… ¡A comer!
Durante los cinco días que estuvo aquí Rocky, ningún restaurante puso ninguna pega para que entrara. Sorprendente. Ni los elegantes, ni los más básicos. Todos lo recibían con las manos abiertas, una sonrisa, palabras bonitas y un bol de agua especial para mascotas. Y no solo en restaurantes… También en la mayoría de tiendas, supermercados y hoteles.
La verdad es que la semana fue mágica, y nunca había visto a Rocky tan bien aceptado y tan feliz.
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.