Este mes tenía pensado visitar la Exposición del Maestro Jan van Eyck en Brujas, sin embargo, he tenido por ahora que post poner la idea. Es una pena que los museos estén cerrados estos días (a causa del virus COVID-19), pero hablando con una amiga de museos virtuales me acordé de mi cuadro favorito, y la razón por la que me empezó a apasionar la ciudad de Brujas, su historia y el arte flamenco.
La obra
El cuadro es conocido como “El Matrimonio Arnolfini” (The National Gallery Picture Library, Jan van Eyck), a primera vista entiendo que penséis “que horror de cuadro, ¿Cómo puede ser su favorito?” Si os soy sincera al verlo la primera vez me dio un poco de miedo, no entendía por qué, si era el típico retrato de un matrimonio en una de las habitaciones de su casa. Cuando descubrí la lúgubre historia que escondía, me pareció inaudita la manera en que Jan van Eyck había conseguido hacerme sentir de esa manera prácticamente de la nada.
La técnica
Cuando estudié este cuadro empezamos analizando los objetos de esta obra costumbrista. La técnica del Gran Van Eyck ya la conocía, y era fácilmente reconocible en la exquisita textura y caída de las prendas, la luz entrando desde las ventanas laterales iluminando la sala. La ventana de atrás la vemos, la más cercana la imaginamos por los rayos que iluminan a los personajes. Así Jan van Eyck consigue hacernos visualizar el alrededor del cuadro y nos sumerge en él.
El simbolismo
Volviendo a los objetos, nos damos cuenta de que absolutamente ningún elemento del cuadro se encuentra colocado ahí porque sí, todos tienen un simbolismo concreto. El perro a los pies de la esposa representando fidelidad. Los personajes descalzos respetando el suelo sagrado del hogar, y aportándonos la pista de que nos encontramos no solo ante un retrato sino un acto religioso. Las naranjas importadas del sur, representando el lujo y la prosperidad junto a la alfombra.
Una única vela de la lámpara representando la presencia de cristo; rosarios de cristal en la pared, signo de pureza. Una cama que representa la continuidad del linaje y el apellido, con Santa Margarita patrona de los alumbramientos. Giovanna vestida de verde, color de la fertilidad y sujetándose la tela llamando la atención sobre su vientre…
¿El matrimonio del matrimonio Arnolfini?
Por último y más importante, tenemos el espejo de la pared. Este refleja a dos figuras, que han sido interpretadas como un clérigo y el propio pintor. Pues era sabido que en el acto de contraer matrimonio era necesario la presencia de un testigo y así lo asegura el autor dejando su firma justo encima de este. Es pues el espejo la pieza central del cuadro que nos permite entender el significado de lo que está ocurriendo. Así lo hacen también la postura de las manos de Giovanni Arnolfini, una en postura de bendecir y la otra sujetando la de su esposa.
Un secreto desvelado…
Y aquí llega la mejor parte… ¿No resulta irónico que con tantos elementos que hacen alegoría de la fertilidad, la pareja nunca tuviera descendecia? Y si Van Eyck cuidaba tanto los detalles, ¿Por qué habría colocado ni más ni menos que la figura de un demonio encima de las manos de los nobles?
Van Eyck nos deja tan solo una pista clave para descifrar la obra y desvelarnos que aquello que estamos presenciando no es ni más ni menos que ¡Un exorcismo! Giovanna Arnolfini no conseguía quedarse enbarazada y el matrimonio pretendía sacarle el demonio de dentro.
Ahora los objetos comienzan a cobrar un doble sentido, la cama, la vestimenta y expresión del marido, la cabeza agachada de su esposa y su mirada apenada, la palma de su mano hacía arriba… El matrimonio no quería que nadie supiera lo que estaba ocurriendo en su hogar, ni el gran problema al que se enfrentaban. Por eso encargó el cuadro, para por una parte mantener constancia de lo allí ocurrido, pero a su vez disimular el porqué de la visita del clérigo.
Sin embargo…
A día de hoy nadie sabe a ciencia cierta cual es el verdadero significado del cuadro… Yo no tengo dudas, una persona tan minuciosa y detallista como Van Eyck no habría dejado nunca ningún element al azar.
Mi nombre es Luna, tengo 20 años y vivo en Madrid. En general soy una apasionada de la vida, de los viajes, el arte, la música, el baile, el surf, el mar, la escalada… todo lo que suponga una aventura para mí siempre será un SÍ.
Este semestre mi aventura comienza fuerte: me he mudado a Brujas ¡La ciudad de ensueño! Y aunque apenas lleve aquí una semana, os puedo asegurar que así es. Todas las calles están bañadas de un aura especial, casi mágica.
Recuerdo una de las primeras noches aquí, entre las vacaciones y la lluvia las calles estaban vacías. Paseando a la luz de las farolas, sentí como si me transportara a otra era… Los suelos empedrados, el musgo creciendo por las paredes de una gran iglesia gótica, cuyas vidrieras relucían con luz propia. Todo parecía salido de un precioso y enigmático cuento medieval.
1 comentarios
Muy interesante y muy bien explicado. Ell conocimiento te ayuda a hacer una mirada diferente al cuadro. Gracias¡¡