Las ciudades de la región de Flandes Occidental suelen ser famosas por su gran cantidad de carga histórica, debido principalmente a pertenecer al original Condado de Flandes y a la cantidad de conflictos bélicos y geopolíticos que se han desarrollado en la zona a lo largo de la historia. En la rivera del río Yser, a escasos 15 kilómetros de la frontera francesa encontramos el pequeño pueblecito de Furnes, o Veurne en lengua vernácula.
La población de la localidad no llega a superar los diez mil habitantes, y sin embargo la ciudad atesora en su haber varios capítulos de la historia europea. Ciudad creada y asentada en la baja edad media, fue bastante castigada durante las Guerras de Flandes debido mayormente a su posición cercana a Francia y a la costa flamenca. Muchas guarniciones de soldados permanecieron aquí para defender la plaza de los ataques de los rebeldes flamencos, ayudados por la armada francesa. Es por ello que podemos encontrar, en la Plaza Mayor del pueblo, el denominado pabellón de los españoles, un edificio restaurado del siglo XVI donde los generales afines al imperio formaban su cuartel general.
Furnes fue una ciudad clave y llena de simbolismo para la revolución de independencia belga de 1830, ya que fue la primera ciudad visitada por el nuevo rey Leopoldo I una vez instaurado el Reino de Bélgica. Sin embargo, su mayor notoriedad histórica reside en la Primera Guerra Mundial, ya que la resistencia del ejercito aliado se atrincheró en la costa occidental del río Yser, donde consiguieron detener al ejercito alemán inundando las tierras colindantes. Furnes fue una de las ciudades desde donde se organizó la resistencia, aunque fue castigada también por los estragos de la guerra.
Nada más poner un pie en su Plaza Mayor podemos respirar la esencia de la arquitectura flamenca tradicional. Edificios como el antiguo mercado de la carne y el ayuntamiento gobiernan la plaza, de colores ocres y oscuros. El pequeño ayuntamiento se puede visitar, contemplando piezas de varios siglos de antigüedad. Sin embargo, el momento álgido de este pueblo en verano es la Procesión de los Penitentes, que se celebra el último domingo de Julio y tiene casi 400 años de tradición. Si algún día decidís acercaros a la costa flamenca, no dudéis en dedicar unos minutos en visitar esta pequeña perla histórica.
Soy un madrileño, bastante castizo, nacido hace casi 24 años. Llegué a la ciudad de Lovaina hace dos años para estudiar un Master en Ingeniería biomédica. Soy un gran amante de la literatura y de la historia (sobre todo de las Guerras de Flandes, así que estáis de suerte).
Estos años me he dedicado, además de a beber cerveza, a recorrer los paisajes flamencos en bicicleta. Por tanto, mi idea es enseñaros algunos trucos y rutas interesantes aptas para todos los gustos y condiciones físicas.
Soy un enamorado de la arquitectura flamenca y brabanzona, y me gustan mucho los pueblecitos pequeños, así que intentaré enseñaros lugares menos conocidos o frecuentados. Como ya habréis podido imaginar, soy un gran amante de la cerveza belga ( siempre con responsabilidad) y tanto tiempo aquí me ha dado la oportunidad de probar muchas, así que haré alguna que otra sugerencia para aquel que se deje aconsejar.
Tampoco faltará información sobre festivales de música de todo tipo y forma, uno de los mayores atractivos veraniegos, y de vez en cuando algunos consejos sobre donde comer platos típicos, restaurantes con encanto, alguna fiesta que otra… todo lo necesario para disfrutar de un verano inolvidable.