Tras contaros mi experiencia gastronómica en la ciudad, no me queda más remedio que contaros mi experiencia cultural en ella. Como siempre agradecer a la oficina de turismo y a la ciudad por su formidable acogida, algo que en estas ciudades flamencas es muy común. Simplemente por su amabilidad, Malinas en particular, y el resto de ciudades en general, es un gran destino.
Lo que sí es cierto, que justo tras terminar la época de éxamenes, he de admitir que mi capacidad física no se encuentra en mis mejores momentos. Justo al salir de la oficina de turismo me encuentro con una imponente torre y más de 500 peldaños para llegar a lo más alto. La catedral de San Rumoldo, la cual se comenzó a construir alrededor del año 1200, aunque la ciudad no vio hasta 1452 como se colocaba la primera piedra para la construcción de la torre.
Además, uno de los atractivos de la ciudad es el museo Hof van Busleyden. Aquí podemos encontrar el arte medieval de la época de máximo esplendor de la ciudad. Sin embargo, no todo es arte del pasado. También encontramos una zona en la que los malinenses se puede expresar, organizan teatros y asambleas para discutir sobre temas de actualidad. Por ejemplo, en estos momentos llevan un proyecto para construir en una superfície de 20.000 metros cuadrados lo que la población quiera, de manera que cada ciudadano posea la decisión sobre un metro cuadrado en la ciudad.