Los días 27, 28 y 29 de Enero tiene lugar en Gante el Festival de la Luz, tres días en los que la luz envuelve la ciudad y artistas de todo el mundo juegan con ella para hacer de esta ciudad un lugar aun más bonito.
Gante ha sido ya obsequiada con numerosos premios por su fantástica iluminación y con este evento se pretende dar a conocer a visitantes y habitantes el encanto que tiene esta Ciudad de la Luz.
El primer día del festival decidimos ir a dar una vuelta a ver en que consistía esto del Festival de la Luz. Sabíamos que las proyecciones de luz serían por el centro, así que nos dirigimos hacía allí. De repente en plena calle, nos encontramos a gente apelotonada mirando a un edificio, así que paramos y resulta que estaban proyectando una película de animación en las ventanas del edificio.
Era la calle Kortegdagsteeg y se trataba de la obra del artista belga Jonas Geirnaert y la película de animación se trata de la galardonada en el festival de Cannes de 2004 Flatlife.
Nos dirigimos hacia el casco antiguo y allí vimos de repente que el edificio del Korenmarkt había cambiado de color. Estaban proyectando un espectáculo de luces y sonido similar al de Bruselas (incluso me atrevería a decir, que al menos las animaciones eran bastante mejores que las de Bruselas). El culpable de cambiar la forma del Post Plaza es el grupo de iluminación francés Spectaculaires y el nombre de la historia que se proyecta es On dirait que… basado en una especie de cuento narrado por una voz infantil y en la que se ven osos de peluche, soldados de plomo, dragones o monos que montan la estructura del Post Plaza.
Justo en frente del Post Plaza, en la iglesia de San Nicolás, tienen un puesto en el que entregan planos con el recorrido a realizar y con todos los espectáculos y la situación de cada uno. En total hay 21 puntos interesantes donde nos encontraremos algo diferente en cada uno de ellos.
El siguiente punto, por cercanía era la torre Belfort. Había oído que quería hacer una simulación de la torre ardiendo, pero nosotros no veíamos nada, así que nos dirigimos al interior de la torre. Dentro, estaba todo a oscuras y tenían repartidos por la sala diferentes elementos fluorescentes, como bolas electrostáticas en las que al pasar la mano aparecían rayos de color debido a la carga eléctrica de nuestro cuerpo; una pizarra en la que se escribe con luz ultravioleta o una pantalla en la que usando la luz hacen impresiones de las figuras de los visitantes.
Al salir de la torre nos dio por mirar hacia arriba y nos quedamos sorprendidos, ¡la torre estaba ardiendo!. De lo más alto de la torre se podía ver salir humo y las ventanas estaban iluminadas de color rojo simulando el fuego.
En el interior de la torre nos recomendaron acercarnos al Universiteitsaula en la calle Voldersstraat. Fuimos para allá y unas azafatas muy amables nos iban guiando hacia donde teníamos que ir para ver el espectáculo de luces. Llegamos a una sala con una cúpula y todo a oscuras en la que se escuchaba un zumbido bastante alto. Cada cierto tiempo, el sonido del zumbido se elevaba y al elevarse aparecía en lo alto de la cúpula y abajo (donde había una pantalla con concavidad opuesta a la de la cúpula) figuras geométricas hechas con luz que representaban las figuras que había en lo alto de la cúpula.
Cerca de del Universiteitsaula, en la calle Veldstraat había una especie de jardín en la que en lugar de flores, tenían bombillas con forma de flores plantadas. Y un hombre con forma de «abeja» por decirlo de algún modo se encargaba de cambiarlas de lugar o colocar bombillas-flor en otros lugares.
Por último nos alejamos un poco de la zona centro hasta la plaza Bisdomplein, por detrás de la Catedral de San Bavón. Lo primero que vimos fueron una serie de antenas de televisión puestas una al lado de la otra simulando una pantalla y en ella se estaba proyectando un vídeo, obra del artista belga Kurt Dhaeseleer y cuyo nombre era Falanx.
Nos fijamos en el plano y un poco más arriba, en el canal había también otro evento relacionado con la luz, pero lo único que vimos eran patos de goma con linternas en la cabeza flotando en el canal. Tras esperar un rato a que hiciesen algo los patos nos dimos cuenta de es que eran casi las 12 de la noche, momento en el que el festival cesa por lo que no pudimos verlo en su totalidad.
Esa noche me volví a casa con la sensación de que esta ciudad no para de sorprender a uno y que es practicamente imposible que a alguien no le encante tras ver festivales y eventos como este, en los que se consigue que una noche fría de invierno la gran mayoría de los habitantes de la ciudad se echen a la calle para disfrutar de sus edificios envueltos en luz.
1 comentarios
Gracias!!!!! Muy interesante todo. Me encanataria volver para ver esto que me has contado!!!