Me han bastado dos meses en Flandes para darme cuenta de lo curiosa y especial que es esta región. Y es que Flandes es una pequeñísima región dentro de un planeta gigante, pero sin embargo, cuenta con cosas con las que no cuenta ninguna otra región del mundo. ¿Estás preparad@ para descubrir alguna de ellas?
- El tambor de la Torre de Belfort de Brujas es el más grande del mundo
El tambor de la Torre brujense es el más grande del mundo, pesando nueve tonas. Además, cada dos años cambian todas sus melodías.
- Saber si una casa era de ricos o de pobres
Si quieres saber si una casa había sido habitada anteriormente por gente rica o pobre, tienes que fijarte en la cantidad de peldaños que tiene la parte superior de la fachada, los balcones, ventanas o superficies que sobresalen de las casas. Cuantos más peldaños, más ricos eran los propietarios de las casas.
- Gante, la segunda ciudad más importante de Europa
Durante la época medieval, Gante fue la segunda ciudad más importante de Europa después de París. Su puerto y mercado, tan esenciales en aquella época, hacían de Gante un lugar de paso muy frecuentado para todo tipo de comerciantes.
- El nombre de Brujas no tiene nada que ver con las brujas
Brujas viene de “Brygga”, nombre que le pusieron los vikingos en el siglo IX y que básicamente significaba lugar de atraque o embarcadero. De ahí fue derivando hasta llegar al sonido actual de Bruges.
- El ayuntamiento de Brujas es uno de los más antiguos de Europa
Además de ser unos de los edificios más bonitos de Brujas, también es uno de los ayuntamientos más antiguos de Europa (y del mundo). Se encuentra en la plaza Burg y fue construido en el estilo gótico-florido de la época entre los años 1376 y 1421.
Soy Núria, una catalana de veintidós años que lleva esperando su Erasmus en Flandes desde antes de empezar la carrera. Me encanta leer, escribir y hablar. Escuchar también, me encanta aprender cosas nuevas. No podría vivir sin arte. Cuando estoy triste escucho música y cuando estoy feliz también. Amo comer, supongo que el amor por la comida me viene de mi padre. En mi casa, siempre hemos sido de probar platos típicos de otras culturas, y no solo eso, de aprender a cocinarlos también.
Desde los catorce, tuve claro a qué me quería dedicar. Mi sueño era bastante específico: estudiar periodismo en Madrid. Luego, llegó el bachillerato y con ello las clases de economía. Nunca pensé que me fuera a gustar algo así, pero vaya si me gustó… La economía me generaba una curiosidad tan grande, que la puse de primera opción junto con ADE. De esta forma, en 2016, empecé un doble grado en economía y ADE. Descubrí un mundo nuevo, y fui consciente de lo importante que era la economía para ayudar a la gente. Comprendí que los economistas son importantes, pero no para lo que cree la mayoría de la gente. Ellos pueden elaborar modelos para reducir la pobreza, extinguir la corrupción e incluso evitar guerras. A medida que aprendía más cosas, mi amor por la economía crecía. Hoy, la economía me apasiona, de esto no tengo ninguna duda, pero el periodismo aún forma parte de mí.