El barrio europeo es uno de los principales reclamos turísticos de Bélgica; en apenas un kilómetro cuadrado encontramos algunos de los órganos principales de la Unión Europea. Fue el propio Parlamento Europeo el que, en 2011, inauguró el Parlamentarium, un centro para visitantes que el año pasado registró más de un millón de visitas. Es totalmente gratuito e interactivo, adaptado a todos los públicos: animadores infantiles durante varias horas, juegos de rol para estudiantes de secundaria y audioguías interactivas en más de veinte lenguas. Está, según su página web, en la lista de los diez centros más visitados de Bruselas.
Junto al conglomerado de edificios de la Unión se encuentra el parque Leopoldo, un espacio público de diez hectáreas, lago incluido. Los cisnes, gansos egipcios y cotorras de Kramer pasean alrededor de la Biblioteca de Solvay y la Maison d’Europe, emplazadas dentro de las zonas verdes.
A dos minutos de ahí, aunque ya en Etterbeek, Maison Antoine tiene su puesto: una furgoneta en la Plaza de Jourdan que sirve, desde hace tres generaciones, las frites más famosas de todo Bruselas. Con más de diez salsas y un corte casero, Christine, Pascal et Thierry sirven conos de once y cuarto a pasada la media noche, como contaba Pablo, corresponsal Erasmus en Bruselas, el pasado mes de marzo.
Para que terminéis de convenceros, aquí os dejamos un vídeo.