Las tapas en España, el sushi en Japón, los crepes en Francia y en Bélgica Frituur o Friterie. Sin embargo, el/la Frituur no es algo ya típico gastronómico belga, sino que va más allá, se ha convertido en parte de la cultura belga. Vayas donde vayas, sean las horas que sean, siempre habrá un Frituur esperándote. Aquellos que vivís o habéis visitado Bélgica sabéis de qué os hablo, pero para aquellos que no hayáis tenido la oportunidad, os explico.
Frituur es un establecimiento de comida rápida que principalmente sirve patatas fritas, pero también diferentes platos fritos o a la parrilla como las brochetas, las hamburguesas, albóndigas, el pollo frito de formas infinitas cilíndricos , triangulares o rectangulares, con un empanado que va desde el marrón oscuro, el amarillo o un naranja, vamos, incluso a veces no sabes ni lo qué es…pero está bueno.
Y diréis, ¿qué tiene eso de especial? Pues que en los frituur se hacen las mejores patatas fritas (frieten) del mundo, porque las patatas fritas se inventaron en Bélgica, y no solo eso, además estas pueden ir acompañadas de todas las salsas que puedas imaginar (se cobran por separado). Sí, amigos hay más allá de la salsa tártara, la mayonesa y el ketchup. A todo el mundo que les cuento esto me dicen: “Pues patatas fritas, no habrá mucha diferencia de otras”. Pues no, las patatas en Bélgica son diferentes, no sé si será el aceite, la patata o el proceso de hacerlas pero hay algo que las hace especiales y adictivas y no se puede explicar con palabras, sino que hay que probarlas.
Las suelen presentar en envases de plástico, aunque lo típico siempre ha sido el cucurucho (puntzak) de papel. Los hay de diversos tamaños que pueden ir del kleine (pequeño) pasando por el medium y terminando grote (grande) y cuidado porque el kleine no es tan kleine…
Se encuentran en cualquier punto de la ciudad, es difícil no toparse con alguno y pueden ser desde restaurantes completos que ofrecen servicio de mesa hasta una simple caravana, camión adaptados para servir comida para llevar.
Soy Sara Sanz Cuesta, estudiante de traducción e interpretación en la Universidad de Alicante pero nacida en Casas Ibáñez, Albacete. Durante los próximos meses seré la nueva corresponsal Erasmus en la ciudad de Amberes.
Como estudiante de idiomas que soy, siempre he tenido en la mente la posibilidad de solicitar una beca Erasmus para completar mi formación. Fue en diciembre del año pasado cuando llegó el momento de escribir los destinos en la lista de prioridades: París, Londres, Roma, Berlín, Dublín… y ahí, entre esa lista interminable de capitales europeas, estaba Amberes. Reconozco que al principio no sabía localizarla en el mapa pero conforme fui buscando más información sobre esta ciudad belga, más me fue gustando como destino para esta experiencia. Fue en febrero cuando llegó la gran noticia: ¡MAMÁ! ¡Que me voy de Erasmus a Amberes!
Amberes es la segunda ciudad más importante de Flandes. Situada a unos 45 km de Bruselas y cuenta con medio millón de habitantes, bañada por el río Escalda, es una ciudad cosmopolita, cuna del arte, la moda y Centro Mundial del Diamante, pero eso no es todo, Amberes tiene muchas más cosas por descubrir.