Sí, en mayúsculas. Hoy vamos a cubrir uno de los dos tópicos que más se repiten si preguntamos a nuestros conocidos sobre Bélgica: la cerveza. En mi experiencia, todo lo que pueda decir a continuación no sirve de nada hasta que no probéis una buena cerveza belga. Increíbles.
Para continuar haciendo la boca agua, voy a hablaros de las 4 mejores cervezas que he probado y de una 100% gantesa. Vamos allá:
1. Delirium Tremens:
El famoso elefante rosa -que igual alguien recuerda de Dumbo- que está presente en todas las ciudades belgas representa a esta conocida marca de cerveza. Su fama, asociada también a un bar bruselense, no deja de ser merecida: sus 9 grados son una suave caricia para nuestro paladar, mientras que su sabor es suave y profundo. Además, esta cerveza se elabora en la cervecería Huyge, a escasos kilómetros de Gante.
2. Duvel:
Entre Bruselas y Amberes se encuentra la fábrica de esta famosa cerveza. Esta cerveza la recomiendo para los amantes de este líquido elemento: su sabor es mucho más potente que el de la Delirium tremens, y, aunque no es una de las cervezas belgas que te dejará K.O (creedme, las hay), si te gusta degustar una buena birra, esta es una de las mejores opciones que tienes. Tiene 8,5 grados alcohólicos, por lo que ya veis que, en Bélgica, sabor y alcohol no están reñidos.
3. Leffe:
Leffe es LA marca de cerveza belga. Con tantos tipos distintos como nos podamos imaginar, esta marca abarca desde la cerveza rubia más “típica” -insisto, no confundáis con las cervezas españolas, nada que ver- hasta cervezas tostadas e incluso rojas de frutos. De hecho, hay algunos restaurantes que ofrecen solo distintos tipos de Leffe para acompañar a sus platos. La rubia tiene 6,6 grados, la triple 8,5.
4. La Westmalle
Una de las cervezas flamencas más conocidas y reconocidas. Su increíble versatilidad hace que podamos encontrar Westmalle rubia y morena, doble y triple malta. Además del sabor característico de la cerveza belga, el cual andaremos buscando si pedimos una Westmalle, esta cerveza se caracteriza por su fuerza, pudiendo alcanzar hasta unos nada desdeñables 9,5 grados de alcohol. Nos encontramos ante una cerveza hecha auténticamente en abadía.
Bueno, ahora que hablamos de cerveza, toca ponerse serios. Y es que en Gante y Flandes la cerveza ha sido -y en algunos casos, sigue siendo- más importante que el agua, llevando incluso a desencadenar revoluciones…pero ya hablaremos de eso.
Para dejaros por hoy, os voy a hablar de Gentse Strop (“el nudo gantés”). Su nombre viene del siglo XVI, cuando Carlos I de España y V de Alemania vistió a los rebeldes nobles de Gante solamente con una túnica blanca y les puso un nudo al cuello. Así, tras un paseo por la ciudad digno de Juego de Tronos, les dio dos opciones: morir ahorcados ahí mismo, o jurarle lealtad. Sobra decir que Gante fue leal a la corona hispánica por otros muchos años, y que esta cerveza, que yo bebería en una ocasión especial, es una de las que merece la pena enseñar a las visitas.
¡A disfrutarlas!