¡Buenas! A lo largo de mi estancia en Gante os he ido enseñando las principales cosas que hacer distintas ciudades de Flandes aparte de Gante. Podéis consultar los posts que he realizado de Amberes, Brujas, Malinas y Bruselas. En el post de hoy os traigo la última de las ciudades de las artes, Lovaina.
La manera más fácil de llegar a Lovaina es en tren. La ciudad se encuentra a media hora en tren de Bruselas y a un poco más de una hora de Gante. Suponiendo que llegamos en tren a Lovaina, saldremos de la estación y lo primero que veremos será la Plaza de los Mártires (Martelarenplein). Se trata de un homenaje a lo caídos en la Primera Guerra Mundial.
A continuación, nos podemos dirigir hasta nuestra primera parada y uno de los atractivos más característicos de Lovaina, la Biblioteca Universitaria (Universiteitsbibliotheek). La Universidad de Lovaina es la universidad católica más antigua del mundo y su biblioteca es el símbolo por excelencia de esta institución. Inaugurada en el año 1636, la biblioteca fue destruida en el año 1914, durante la Primera Guerra Mundial. Fue reconstruida pero desafortunadamente sufrió un nuevo ataque en la Segunda Guerra Mundial, tras la cual fue reconstruida de nuevo.
Actualmente, la biblioteca se puede visitar de lunes a viernes de 10:00 a 19:00 y los sábados y domingos de 10:00 a 17:00. El precio normal de la entrada es de 7 euros, 5 euros para la tarifa reducida y gratis para los menores de 12 años. Además con la entrada a la biblioteca se puede subir a la quinta planta desde la que se puede disfrutar de la vista panorámica de la ciudad.
Tras visitar la biblioteca, nos dirigiremos hasta el Gran Beaterio de Lovaina. Para ello, atravesaremos dos parques, Sint-Donatuspark y Dijlepark. Como os dije en este post, la región de Flandes es famosa por la gran cantidad de beaterios o beguinajes con los que cuenta. El Gran Beguinaje de Lovaina data del siglo XIII. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este beaterio es uno de los más grandes de Flandes extendiéndose a ambos lados del río Dilje. En el Beguinaje se encuentra la Iglesia de San Juan Bautista.
Una vez visitado el beguinaje, nos dirigiremos hacia el centro histórico de la ciudad. Para ello podemos tomar la calle Naamesestraat, una larga calle que nos llevará hasta la misma Grotemarkt. Una vez en el centro de la ciudad, recomiendo visitar el M-Musuem, el principal museo de la ciudad de Lovaina. Este museo cuenta con obras de arte tanto antiguas como contemporáneas. Este museo se puede visitar de lunes a domingo de 11:00 a 18:00, excepto los jueves que cierra a las 22:00 y los miércoles que permanece cerrado. La entrada tiene un precio de 12 euros, un precio reducido de 10 euros para jóvenes entre 19 y 25 años y gratuito para menores de 18 años.
Si llegados a este punto queréis hacer una parada para comer, aquí va mi recomendación: Domus. Un restaurante tradicional belga que cuenta con su propia cerveza artesanal y por supuesto, comida típica de la zona. Además, cuenta con una amplia carta con diversas opciones como pastas, sándwiches, hamburguesas, tortillas…
Tras reponer fuerzas, continuaremos con nuestra visita en el centro histórico de Lovaina que abordaré en la segunda parte de este post, que estará disponible próximamente en el blog.
¡Hasta pronto!
Soy Blanca, la nueva corresponsal Erasmus en Gante durante el primer semestre del curso 2018/2019. Estudio Marketing y Comunicación en la Universidad Pontificia de Salamanca y este año cursaré Event Management en la Universidad de Artevelde. Elegí Gante porque reunía todas las características que buscaba a la hora de escoger un destino erasmus: tiene un gran ambiente universitario, una amplia oferta cultural y está muy bien comunicado.
La aventura comienza y estoy deseando ver todo lo que la ciudad de Gante ofrece y sobre todo enseñarlo a través de este blog. Como primera toma de contacto he decidido enseñaros mi video de candidatura para ser corresponsal Erasmus. En él, menciono una serie de cosas que pretendo haber realizado al final de esta etapa, así que espero que al hacer balance cuando la experiencia acabe pueda sentirme orgullosa porque el Erasmus ha cumplido con mis expectativas (o las ha superado, quién sabe).