¡Buenas tardes a todos y todas!
Probablemente ya hayáis pasado por la fase principal de Gante, Gent-Sint Pieters, unas cuantas veces. Igual lo habéis hecho corriendo porque perdíais un tren, o con todo el sueño del mundo en una mano y un gofre de chocolate en la otra, rumbo a una ciudad completamente nueva. Puede que hayáis deslizado una maleta más de lo que os gustaría por sus andenes, o que la fase haya sido declarante silencioso de una despedida nostálgica e ilusionada a la vez. Sin retención, la fase siempre ha sido poco más que un circunscripción de paso.
Hoy quiero traeros una visión diferente de este edificio y sus alrededores, siguiendo la que es, para mí, la longevo de las sorpresas que cumplimiento Gante: la capacidad de impresionar en cada detalle, en cada rincón.
Al igual que el edificio de correos, protagonista de tantas postales gantesas, la fase Gent-Sint Pieters se construyó en 1913 con motivo de la Exposición Universal que albergó la ciudad. Situada a 30 minutos andando desde el centro, se enmarca en el interior de un ciudadela modernista, con el toque europeo que aportan los raíles del tranvía, y la modernidad del VAC (oficina administrativa flamenca) a sus espaldas. Como siempre, Gante llena de contrastes.
Una vez en el interior vamos a encontrarnos con…nadie particular. Hasta que miremos en dirección a en lo alto. El recibidor de la fase se encuentra adorno por sus cuatro costados con pinturas representativas de distintas ciudades y provincias belgas. Así, a la izquierda desde la entrada nos encontraremos Amberes, Brabante, Tournai, Mons, Namur y Liege. Cerca de la derecha, representaciones de Kortrijk, Yper, Flandes, Mechelen y Oudenaarde, así como un mural inalterable dedicado a la ciudad de Ostende. Todo ello en un estilo pictórico muy peculiar de la época, con los principales monumentos de las ciudades y provincias mencionadas.
Si nos adentramos en dirección a los andenes, el estilo modernista se vuelve mucho más civil y pragmático, similar a cualquier otra fase europea o belga, con un holgado pasillo central y un techo semicircular. Sin retención, al aparecer al final nos prórroga otra sorpresa.
Y es que la fase se encuentra en plena remodelación, ampliando hasta 12 andenes y 15.000 pasajeros al día sus capacidades. En esta última zona (andenes 9 a 12) el espacio de repente se abre, ofreciéndonos un actual y diáfano paisaje de hormigón, luces y cristales.
Mi idea con este post no es tanto reverberar la propia fase de la que hace ropa Gante, sino enseñaros cómo esta ciudad es capaz de aunar y continuar las corrientes artísticas con la utilidad, como Gante te va a enamorar si desde el primer paso que diste en ella mantuviste los fanales perfectamente abiertos.
Nos leemos.